martes, 1 de junio de 2010

Ojos cerrados.

Últimamente el ánimo no ha sido el mejor, las ideas se agolpan en mi cabeza negándose a salir, obligándome a estar de mal humor... a reñir por todo y a NO tener la paciencia suficiente ante tus ordenes o tus amenazas.

Hace mucho que no sentía esa necesidad de llamar tu atención, de pegar un grito y decir: 'Hey!, aquí estoy y necesito de tu tiempo, de tus miradas, de la disciplina que aplicas sobre cierta parte de mi anatomía que, por cierto, también extraña tus caricias'.

Llegaste temprano a casa y me sorprendiste sin hacer aún lo que me habías pedido, yo no pensé que se me iba a ir el día leyendo, escribiendo, dibujando y tratando de hacer más livianas las horas que, sin ti a mi lado, parecen eternas. Al mirarme ahí tumbada me preguntaste si había hecho mis deberes y yo, con todo el descaro del mundo, respondí que no y que no tenía la más mínima intención de hacerlo. Estaba cansada y un poco harta de las presiones... tanto las del colegio como las de la casa. 

Creo que la ternura te sale de dentro cuando me ves tan vulnerable, tan caprichosa y tan necesitada de un castigo que me recuerde que no soy yo quien manda en esa casa. Quizá es que disfrutas las oportunidades de castigo que yo misma te pongo enfrente. Ahora lo pedía a gritos, insistente y malcriada me di la vuelta boca abajo... en parte para provocarte y además para no ver más el placer que se dibujaba desde ya en la expresión de tu rostro.

Sin mediar palabras sentí de pronto tu mano presionando mi cintura, intenté darme vuelta pero era inútil ante la notable diferencia de fuerza física entre tú y yo. ¿Te he dicho que me encanta ser sometida?. Estiré los brazos hacia el frente en un esfuerzo estúpido por safarme de ti, del castigo que no me fue anunciado pero que en ese momento yo estaba segura que habría de recibir... con cargos extra por haberlo hecho tan a propósito como me fue posible.

No notaste la sonrisa en mi rostro y mucho menos la expresión de satisfacción mientras te hacía creer que moría de miedo. La regañina fue extensa, mis gritos y reproches no lo fueron menos pero tú los acallabas con nalgadas fuertes, con amenazas y con el amor que me tienes. de pronto creíste haberme convencido de recibir el castigo... yo creía que no sabías que era eso, precisamente, lo que andaba buscando.

Me ayudaste a ponerme de pie y con un azotito en la pierna me motivaste para obedecerte rápido a ir por la paleta de madera que guardas en el cajón de tu buró. Mientras yo me dirigía a cumplir la orden noté cómo desabotonabas tu camisa, aflojabas la corbata y doblabas las mangas hasta el codo. Después te quitaste el cinturón y lo dejaste doblado a un lado. Me apuraste diciendo que no teníamos todo el día pues el castigo sería largo y mis deberes aún estaban en lista de espera para ser realizados inmediatamente después de obtener mi merecido.

Te miré a los ojos y de pronto no había ternura sino dureza y molestia... así me lo hiciste saber al mencionar lo triste y decepcionado que estabas de mí... pero ambos sabíamos que mentías en pro de mi educación. Diste la sentencia, me dijiste que debía contar en voz alta y que si me equivocaba, me movía o metía las manos volverías a empezar... 

Con notable lentitud me acomodé en tu regazo mientras te retrepabas en la cama, pusiste la paleta a un lado del cinturón y mencionaste lo mucho que te pesa castigarme. Nuevamente mentías. Ya en la posición me dijiste que me querías y que todo lo hacías por mi bien... bajaste mis bragas y pantaloncillo al mismo tiempo... pude sentir tu mirada clavada en mis nalgas, las acariciabas suavemente y seguías anunciándome que el castigo sería duro, que mi actitud debería cambiar. Yo mantenía los ojos cerrados con los párpados bien apretados... aún no sé si era temor al castigo o la disposición al placer que el mismo provocaría... quizá tú te hacías la misma pregunta al sentir cómo mi cuerpo se estremecía cada que tus manos se deslizaban de arriba a abajo sobre mi sensible piel... De pronto se perdió el contacto y en la sombra que producía la lámpara de la habitación pude ver tu mano en todo lo alto... nuevamente cerré los ojos y mi cuerpo se estremeció en espera de lo que venía.

Yo Spankee

.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, que milagro, ya hacia falta leerte!!!!

Espero todo este muy bien te mando un fuerte abrazo!!!

Severo dijo...

Severo.

Gracias preciosa por tus comentarios en mi blog y tus buenos deseos, entrando por aquí descubri que és para mi un placer leerte a tí tambien.
Besos...

Yo spankee dijo...

Pantera Azul: Gracias por estar al pendiente.. y claro, todo está muy bien.

Severo: Muchas gracias por pasar por aquí... es un honor contar con su visita...

Saludos a ambos y un beso.