lunes, 2 de junio de 2014

Mojándolo todo...

Esta sensación es extraña, es nueva para mí... ¿desagradable?, no... en lo absoluto, incluso podría decir que, a pesar del dolor inicial, resultó bastante placentero.

Confieso que siempre había tenido la 'inquietud' de probar, pero nunca me había atrevido a pedirlo... o a intentarlo por mi cuenta. Esta vez sucedió porque estoy con la persona adecuada, combinando deseos y fantasías de manera extraordinaria... sintiéndome tan suya como él mío.

Descubrí que hay cosas que dan más miedo por los tabúes y la doble moral... pero que al final, si la persona con quien lo compartes es la adecuada, se puede llegar a niveles de placer nunca imaginados.

Aprendí a asumir una posición, tanto física como mental y emocional, que me permita llegar, de su mano, hasta donde queramos los dos. Fue casi mágico el momento en que, ya un tanto sudorosos y agitados por el juego previo, me puso sobre sus rodillas y me dio una fuerte dosis de nalgadas bien dadas... de esas que no me permiten olvidar quién manda y a quién le pertenezco... después de unos minutos en los que mis jadeos ya se confundían con pequeños gritos de dolor, me tomó del brazo y me ayudó a incorporarme sosteniéndome también de las nalgas pues, a esas alturas, mis piernas estaban un poco débiles y temblorosas... cuando ya estaba de pie, me dijo: ponte en cuatro sobre la cama. Obedecí.

Pensé que lo que venía a continuación era un poco más de sexo convencional, o bien la cueriza que me había estado anunciando durante toda la semana... pero no. 

Apoya tu cara sobre el colchón, separa un poco las piernas... con tus manos separa tus nalgas... cuidado, se requiere un poco de equilibrio, quiero que trates de quedarte quieta, ¿puedes?

Era difícil mantener la posición indicada... el nerviosismo y el miedo lo complicaban aún más. Apoyé firmemente las rodillas y trataba de ayudarme un poco con los hombros para que mi cara no se aplastara contra la cama... en eso estaba cuando sentí sus labios besando mi cola, su lengua sobando las marcas rojizas que seguro habían quedado a consecuencia de su experimentada palma. Mi cuerpo comenzó a temblar cuando sentí uno de sus dedos rondando la zona que quedaba a disposición mientras mis manos, temblorosas también, separaban mis nalgas... Gemí.

¡Silencio!... fue la indicación que acompañó un fuerte y sonoro azote en mi muslo derecho.

Un líquido frío y viscoso cayó desde mi espalda baja hasta perderse en ese orificio que se ofrecía tímido y se contraía al menor movimiento. Pude sentir la yema de su dedo índice hacer círculos al rededor... después comenzó a introducirlo suave y lentamente mientras yo luchaba contra unas terribles ganas de llorar... pero no por dolor, era ese tipo de llanto por placer, por impotencia... tenía prohibido emitir sonido alguno o moverme mínimamente.

Estaba sorprendida... gratamente sorprendida... no sé cómo pero su dedo ya estaba completamente dentro de mí, entraba y salía despacio... yo apretaba los ojos mientras deseaba que no se detuviera... su otra mano pasó por entre mis piernas y se situó justo sobre mi pubis... otro dedo comenzó a hacer lo suyo pero ahora en mi clítoris. ¡Me voy a volver loca de placer!

Los fluidos de mi cuerpo ya eran más que evidentes, las contracciones eran inevitables, mi respiración era tan agitada. Dos dedos adentro... ¡qué delicia! De pronto escuché el zipper de su pantalón...

(continuará...)

*   *   *

Antes de que otra cosa suceda, esto es un relato, no una vivencia mía... (ojalá)... y fue escrita mientras escuchaba esta canción una y otra vez.






Los otros relatos (inspirados por esta y otras canciones) serán publicados más adelante... qué ganas de estar ahora mismo 'mojándolo todo'.

Yo Spankee