jueves, 2 de abril de 2015

Su constraseña es incorrecta...

Si pudiera describir el sentimiento que me embarga al volver a mi querido blog y la 'pena' para con ustedes por abandonarlo, tendría que elegir alguna combinación que quizá no resultaría muy convincente. Me preocupa que cada vez que vuelvo por aquí, tengo que reestablecer la contraseña porque, seguro por el tiempo que pasa entre una entrada y otra, la he olvidado. Bah.

No crean que me olvido de las letras, tampoco ha desaparecido mi necesidad por expresar lo que corroe a esta cabecita spankee... lo que pasa es que, en algún momento, me ha alcanzado ese síndrome de la 'adultez' que consiste en establecer prioridades y adentrarse en la seriedad de la vida... ah, no me hagan caso, me hago bolas yo solita.

Por supuesto, la vida spanko continúa, aunque yo no pueda venir a ponerlo en letras por aquí... es cierto que no sucede con la frecuencia o la intensidad que a veces yo desearía, pero recuerden también que YoSpankee es a ratos tan exigente como insaciable, ja!

Las últimas semanas he venido arrastrando uno que otro malestar físico... la última vez pensé que moría... jajaja, no exagero ni dramatizo... y entonces hice algo que NUNCA antes había hecho: me negué a una sesión de spanking. Estaba yo hecha una piltrafa... mi cuerpo dolía, pero no de ese dolor que nosotros sabemos, sino de ese dolor que pesa y obliga a desear que el mundo haga una pausa, que la vida dé una tregua, que todo fuera distinto, carajo. 

Mi pobre esposo/spanker, al que agradezco infinitamente todo lo que siempre hace por mí, no encontraba la manera de animarme... ha tenido siempre tantas atenciones conmigo que, sin temor a equivocarme, creo que salgo debiéndole. Él solo quería verme sonreír... Un día, mientras me mimaba, ambos acostados en la cama, comenzó a acariciar mi cara, mi cuello... sus manos comenzaron a hacer travesuras que, seré my honesta, yo aceptaba porque solo no quería moverme, estaba muy cansada... las caricias comenzaron a introducirse en mi ropa interior, primero por delante... después el objetivo fueron mis nalgas... las acariciaba primero, las apretaba después... y cuando dio la primera nalgada, mi cuerpo se contrajo y rechazó de inmediato el juego. 

Yo tampoco lo entiendo. Simplemente no pude y comencé a llorar suplicándole que no lo hiciera... esta vez no era parte del juego, esta vez lo dije en serio y él lo entendió. Me abrazó muy fuerte y me prometió, como lo hace cada vez que las circunstancias se tornan difíciles, que todo iría bien... que las cosas mejorarían y que no debía preocuparme. Le creí, como le creo siempre.

Mi salud ha mejorado considerablemente, el ánimo también... y, por supuesto, la disposición spanko ha vuelto. Ahora solo tenemos que esperar un par de semanas, tenemos visitas por las vacaciones y la privacidad no existe por el momento... y yo con estas ganas, ¡caray!

Yo Spankee