domingo, 11 de marzo de 2012

Resistencia spankee...

No se trata de desarrollar un análisis exhaustivo para determinar el perfil de una spankee, considero que se trataría de una misión 'casi' imposible... Las spankees tenemos personalidades tan variadas como estúpidas, divertidas y hasta incoherentes... aunque también con algunas similitudes...

He visto, en algunos foros y redes sociales con temática spanko, que las spankees se organizan para actuar 'contra' los spankers y así, a través de cierta resistencia, obtener aquello de lo que se defienden pero que, en realidad, anhelan... Se arman planes para fastidiar y colmar la paciencia de quienes, con la disciplina como pretexto, lo único que desean es poner a 'esa bola de chamacas revoltosas' sobre sus rodillas y aplicarles una buena cantidad de nalgadas...

Una de las cosas en las que difiero con otras spankees es esa actitud tonta y aniñada que, además, me parece exagerada y ridícula. Los pretextos inventados y fuera de toda posibilidad son lo que, desde mi punto de vista, ameritan un buen castigo... el peor, el más fuerte... en fin.

Estas son las incoherencia del mundillo spanko... 'Resistencia', dicen... como si de un batallón de guerra se tratara... 'Resistencia', negación, mentiras, jaloneos y pataletas... para, al final, recibir eso que nos hace tan felices.

Verán, hay gente vainilla que no entiende la forma en la que se desarrollan 'nuestros' jueguitos... de igual forma, entre spankos hay ciertas ideas encontradas y totalmente válidas que definen la personalidad, tendencia y gustos que culminan en lo mismo: nalgadas.

Algunos (entre ellos yo) creemos que el juego del spanking es básica y completamente sexual... Sería falso de mi parte decir que recibir nalgadas no me excita, mentiría si dijera que confío en el spanking como único (y efectivo) método de disciplina, corrección de comportamiento o modificador de actitudes... pero tampoco puedo negar que los azotes duelen, lo he dicho antes, es justamente el dolor (en medida de soporte de quien recibe), un tanto la humillación y, acaso, la cuestión psicológica son lo que hacen, de esta práctica consensuada, algo absolutamente delicioso.

Permítanme explicarme. La spankee sabe que se enfrentará a situaciones incómodas... pero es lo que busca porque eso, justamente... por irónico que parezca, es lo que disfruta, lo que la hace sentir 'ese' placer tan particular...

Los jaloneos, pataletas y lloriqueos pueden ser naturales aunque, tampoco neguemos que, exagerar un poco hace el juego un tanto cuanto más rico. Podría decir que nos gusta caer en clichés, que tenemos aprendidas de memoria las palabras, movimientos, gestos y actitudes exactas dentro de una sesión de spanking... pero cada un@ lo hará, después de todo, a su propio estilo...

Lo cierto es, y disculpen tantísima verborrea, que nos gusta provocar al spanker, que deseamos ser merecedor@s de un buen castigo, nos gusta la sensación de miedo que antecede a un 'correctivo' anunciado, las miradas amenazantes del spanker y todo lo que envuelve a la atmósfera spanko... no necesariamente los azotes en sí...

Por mi parte puedo decirles que mi orgullo no se doblega fácilmente y, aunque soy una spankee dócil, todas y cada una de las nalgadas que reciba habrán sido por completo merecidas... aunque tarde en reconocerlo... después de todo, también lo disfrutaré plenamente con consecuencias tangibles en los rincones más ocultos de mi anatomía...

YoSpankee