lunes, 16 de noviembre de 2009

Switch! Parte 2. La venganza

Inmediatamente después de que le solté las manos de detrás de la espalda y quité la venda de los ojos... la reacción fue meramente pasional... Besos, caricias, piruetas en horizontal sobre la cama... La sensación de libertad le hizo actuar y apoderarse de mis emociones tal y como a él le gusta hacerlo...

Mi cuerpo fue recorrido, acariciado, apretado por sus manos sin que un solo centímetro de piel quedara excento... También los besos hicieron lo suyo y la noche transcurrió entre amor, salvajismo y placer para ambos...

La forma en que me toma siempre me hizo suponer que lo que hice antes tendría justamente las consecuencias que yo andaba persiguiendo... Le gusta tener el control, ser quien decida qué y cómo... castigar mis actitudes aniñadas y ser el fuerte en todo momento...

Me encanta haberte encontrado sin siquiera perseguirlo... me encanta que me domines y desapruebes mi(s) atrevimiento(s)... Adoro provocarte para que reacciones justo como me gusta.. con fuerza, con pasión, con poder...


Después de varias horas de jugueteo ambos quedamos exhaustos y en consecuencia dormimos hasta la mañana siguiente en la que desperté y él no estaba en la cama... lo llamé y respondió desde la otra habitación pidiéndome que fuera allá. Sin dudarlo me levanté de la cama y obedecí sin imaginar que la sentencia dada la noche antes, estaba a punto de ser ejecutada... AUCH!

Empujé la puerta que estaba entre abierta y apenas entré me tomó del brazo con fuerza y decisión, se sentó en el borde de la cama, me tumbó sobre sus piernas y comenzó a azotarme... Antes sólo me puse la pijama que había quedado tirada en el piso... obviamente ésta no ofrecía protección alguna así que el impacto de su mano sobre mis nalgas era casi absoluto... la fuerza era tal que a cada nalgada yo saltaba y mi cola se contraía involuntariamente pues realmente dolía mucho.

Los regaños consistían en 'te lo adverti', 'te pasaste de lista', 'te dije que lo pagarías muy caro', 'ahora vas a aprender quien manda'... y frases por el estilo en las que dejaba ver que su ego masculino estaba herido y que no me perdonaría tan fácil lo que hice. Mis nalgas ardían y mis argumentos se traducían en bablbuceos mezclados con gritos de dolor y un par de lagrimitas que amenazaban con escapar de mis ojos mucho más rápido de lo que me imaginaba.

De pronto y sin que yo pudiera evitarlo, el pantalón del pijama terminó en mis muslos y en consecuencia la desnudez de mis nalgas que me dejaba tan vulnerable... tan castigada, tan SPANKEE. Recobré rápidamente el rol que jamás debí abandonar.

Al principio yo pensaba que había valido la pena... que el castigo que recibiría sería tan merecido como tan disfrutado fue el motivo. En el momento de sentir la primer nalgada, piel con piel ,mis lágrimas comenzaron a fluir de manera lenta pero constante, el ardor era demasiado, la fuerza de los azotes me hacía estremecer y suplicar que se detuviera, que no lo volvería a hacer nunca más, que me portaría bien y obedecería en todo lo que él me pidiera.. (ja! promesas de spankee...)

No sé cómo no lo había notado pero los instrumentos que utilicé para el jueguito de la noche aterior estaban ya dispuestos en el buró para ser utilizados ahora en mí... Tampoco recuerdo qué era exactamente lo que pasaba por mi cabeza pero sabía que el castigo no iba ni a la mitad. El arrepentimiento comenzaba a guiñarme el ojo para que hiciera migas con él... mi cuerpo se estaba resistiendo a pagar por lo que horas antes se había ganado.

No creo que haya sido mucho tiempo, ni siquiera podría aventurar un cálculo pero probé la tabla, la vara y el cinturón que estallaba con fuerza sobre mis, ya calientes y enrojecidas, nalgas. El silbido de la vara quedó grabado en mi memoria como preámbulo de la cuenta de 20 en voz alta seguida de un 'estoy arrepentida, no lo volveré a hacer'...

Al final hubo abrazos, besos y consuelo que no incluyó sobada en las nalguitas... para que jamás olvide quién es quien... para que jamás olvide que soy...

Yo Spankee



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