domingo, 29 de diciembre de 2019
2019
domingo, 15 de diciembre de 2019
Tú.
martes, 10 de diciembre de 2019
Resultados.
lunes, 9 de diciembre de 2019
11 años.
domingo, 1 de diciembre de 2019
Riesgos (3a. Parte)
domingo, 24 de noviembre de 2019
Correctivo.
domingo, 17 de noviembre de 2019
Berrinche.
viernes, 15 de noviembre de 2019
Fin de semana.
jueves, 14 de noviembre de 2019
Libertad.
Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad
Viktor E. Frankl
domingo, 3 de noviembre de 2019
Riesgos (2a. parte)
sábado, 2 de noviembre de 2019
Calaverita
jueves, 24 de octubre de 2019
Consejos para spankees.
viernes, 11 de octubre de 2019
Riesgos
Sabía el riesgo que estaba corriendo, mamá me dio permiso para llegar a casa a las 11 de la noche pero, seamos realistas, a esa hora apenas comienza la fiesta. Cuando faltaba media hora para que se cumpliera el plazo, la llamé por teléfono para conseguir un poco más de tiempo.
- Anda, má, es que es súper temprano. Te prometo que no te pido otro permiso en todo el mes... Y, y, y además, lavo los trastos de la cena todo el mes también, anda, ¿sí? Por fa!!!
Con mucha renuencia, al final, mamá aceptó extender el permiso.
- 12.30 am y ni un minuto más, entendido, jovencita?
- Gracias, má, eres la mejor, ¡te amo!
Regresé a la fiesta con la intención de disfrutar al máximo las dos horas que aún tenía por delante. Bailé mucho cante más y bebí un par de cervezas, aunque tengo estrictamente prohibido ingerir cualquier tipo de bebida alcohólica pero, la verdad, mamá a veces exagera, casi soy mayor de edad.
No sé en qué momento pasó, estuve súper pendiente del reloj y, cuando ya estaba a punto de irme, se acercó el chico que me gusta. ¡No!, ¿por qué ahora? Por Dios, es tan guapo, tan masculino, tan imposible decirle que no a algo.
Pasó media hora y mi celular no dejaba de vibrar con mensajes y llamadas de mi mamá y, entonces, se me ocurrió hacer una de esas cosas estúpidas que, por supuesto, uno jamás piensa, mucho menos, en las consecuencias que tendrá.
Contesté la llamada:
- Estoy ocupada, Gina, te marco más tarde o hablamos cuando llegue a casa. Y colgué.
En ese momento me pareció divertido, hasta me sentí importante frente a mi galán.
- ¿Le hablas por su nombre a tu mamá?
- Jajaja, sí, así nos llevamos.
Más tarde, mientras nos besábamos, un pensamiento repentino me distrajo: mi mamá ya no había escrito ni vuelto a llamar, ¡qué raro! Igual no le di importancia y seguí disfrutando de esos labios suaves y carnosos que, aunque inexpertos como los míos, me hacían sentir mariposas en el estómago.
El susto vino después cuando, atrapada entre el chico y el muro de la casa donde era la fiesta, sentí cómo me jalaron del brazo. No puede ser, mi mamá fue hasta la fiesta por mí, ¡qué vergüenza!
No dijo nada, solo me sacó de ahí a rastras. Me obligó a subir al auto y condujo en total silencio hasta la casa. Yo solo podía pensar en la terrible humillación que representó ser sacada por la fuerza de una fiesta, ¿y qué le iba a decir al chico?
Estaba muy enojada con ella, no quería ni voltear a verla. ¿Acaso nunca fue joven?, ¿por qué es incapaz de pensar en lo que yo quiero y siento?
El camino a casa fue muy rápido, mi respiración era agitada y la adrenalina recorría mi cuerpo. Bajé del auto y me di el lujo de azotar la puerta. Con pasos largos me dirigí a la casa y ansiosa esperé a que ella abriera porque yo no tenía la llave; mientras esperaba, golpeaba el piso con el pie, como para acentuar mi enojo.
El plan era entrar haciendo aspavientos y, de la manera más dramática, subir a mi habitación entre reclamos para, finalmente, cerrar la puerta con un gran azotón. Por supuesto, no contaba con la reacción de mamá quien, apenas entrar, me tomó del brazo y, tal como me sacó de la fiesta, a rastras me llevó hasta la cocina, tomó una cuchara de madera que estaba sobre la barra, aparentemente puesta a propósito y, sin mediar palabras, se sentó en una silla, me tumbó sobre su regazo y comenzó a azotar con mucha fuerza.
Yo no podía creelo, en ninguna de mis dramáticas fantasías me vi siendo castigada de esta manera. Los gritos salían de mi garganta, mis piernas se movían como si pretendieran salir corriendo pero, por increíble que parezca, mamá tenía el control. Mi cuerpo estaba siendo sometido pero, en el fondo, mi mente seguía creyendo que la ofendida era yo.
Mis nalgas comenzaban a arder, en ese momento era más grande la humillación que el dolor, sin embargo, las cosas cambiaron cuando ella bajó mis jeans, ni siquiera tuvo que desabrocharlos, solo los llevo hasta mis muslos de un solo momento y mis gritos y reclamos se incrementaron. Pero no quedó ahí, poco después, los calzones fueron a acompañar a los jeans, entonces sí, el dolor era el protagonista.
Por más que supliqué que se detuviera, por más que pedí perdón de mil y un formas, por más promesas hechas; nada la detuvo. Ella azotó tantas veces que terminé con el rostro bañado en lágrimas y asumiendo todas mis culpas.
Abruptamente se detuvo.
- Ve a dormir, mañana seguiremos con esta charla, jovencita. Y ni se te ocurra subir tu ropa, así como estás, irás hasta tu habitación.
Hecha un mar de llanto, me fui a mi recámara, llevaba la ropa en las rodillas y las nalgas al aire. Iba sobándome y tocando la piel hinchada y pensando en que, esta vez, había ido demasiado lejos y lo peor, esto aún no terminaba.
Supongo que el ruido hecho durante el castigo fue muy fuerte pues, antes de entrar a mi habitación, alcancé a ver a mi hermanito que, con lágrimas en los ojos y mirada compasiva, me decía: descansa, hermanita.
CONTINUARÁ...
YoSpankee
domingo, 6 de octubre de 2019
Sin paracaídas
Algunos de ustedes ya saben que, desde hace un par de meses, tengo la 'obligación' de publicar, al menos, una vez a la semana en este blog. El tiempo límite es el domingo a la media noche porque, si no, mi spanker se verá en la 'penosa' necesidad de aplicar el correctivo que el considere adecuado. Pues bien, una vez más hemos llegado al fatídico día. Hoy es domingo y no escribí ningún relato, creí que sería suficiente con las publicaciones que (aunque breves) estuve haciendo durante la semana, al parece no fue así.
Aquí debo hacer una aclaración. No escribo por obligación, lo hago por puro placer. Sé que no soy la mejor en cuanto a redacción, que mi estilo necesita pulirse y que, como dijo alguna vez mi mexiñol, mi uso del punto y la coma es deplorable pero, en mi (intento de) defensa, diré que, a pesar de todo, mi intención es escribir desde el corazón, en este caso, el corazón de YoSpankee.
Muy probablemente está publicación no tendrá validez para mi spanker, y quizá con razón, sin embargo, esto que escribo también sale de ahí, de donde se forman los sueños, los deseos y los afectos de esta spankee pecosa que ama llenar de letras este pequeño espacio.
Ya sé, algunos pensarán que me lanzo al abismo sin paracaídas, que le juego al valiente y que, si ya conozco las consecuencias que tendrá el hecho de no cumplir; debería ser más ordenada en cuanto a mis textos... ¡Tienen razón!, y prometo intentarlo con más ahínco pero, por ahora, lo lamento mucho, procedo a preparar la caída.
YoSpankee
viernes, 4 de octubre de 2019
Insaciable.
Es normal que las amenazas y el juego previo generen en mí un estado de ansiedad en donde, el miedo y el deseo, se convierten en una deliciosa mezcla. Soy ese tipo de spankee que no se detiene hasta que, enfrentar las consecuencias, se vuelve inevitable.
Me gusta tentar a la suerte, me gusta arriesgar hasta el límite pero, cuando estoy al borde del abismo, comienzo a dar pasos hacia atrás. Mágicamente, el arrepentimiento se apodera de mí pero, ahí es donde pesa la presencia de mi spanker que, no permitirá que me salga con la mía.
El regaño inicial es siempre una tortura, mucho más si tengo que responder preguntas que generalmente, terminan en autoboicot. Aquí podría afirmar que soy cinta negra en el uso de argumentos que, al final, siempre conducen hacia el mismo lugar: el irremediable castigo.
Luego está ese momento que, aunque todavía no se traduce en dolor, está lleno de humillación: sobre las rodillas de mi spanker.
Para entonces aún tengo cierta protección, la ropa sigue en su sitio pero mi cabeza, mi rebeldía y mi dignidad están casi por el suelo.
Después todo irá en picada. Aunado a la humillación, viene el dolor. Las palmadas sobre las nalgas comienzan a escocer y, en un movimiento, todo empeora. Las prendas van abandonando su sitio una a una. Al final, la piel recibirá el impacto de distintos materiales (piel madera, mimbre...) con diferente frecuencia, velocidad y fuerza. Probablemente la resistencia irá menguando, las súplicas serán más reales y más urgentes cada vez.
El spanker, obviamente, se estará alimentando del dolor y arrepentimiento, además de la vergüenza y sometimiento de su spankee. A momentos, por la mente de ella, atraviesa la idea de rendirse y abandonar el juego pero, entonces, la entrepierna está llena de humedad, las contracciones son más frecuentes y placenteras. Oh, sí.
¡No pares!, es el pensamiento ahora. El dolor es real, sí, pero lo es también la satisfacción, el orgasmo, la necesidad de más y más, aunque eso represente días sin poder sentarse.
YoSpankee
miércoles, 2 de octubre de 2019
En opinión de YoSpankee.
Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.Mario Benedetti
martes, 1 de octubre de 2019
Montaña rusa.
Hay momentos de todo tipo en la vida de YoSpankee, los hay muy felices pero, como en todo, también los hay molestos, desagradables y hasta dolorosos. Tal como se los he dicho antes, el spanking es un tipo de relación que no dista mucho de una del tipo vainilla. Acá también hay celos, envidia, drama... De igual manera hay cariño, complicidad, confianza.
Quisiera decir que prefiero quedarme con lo bueno, pero no siempre es posible. Muchas veces, aunque queramos, la parte negativa también nos alcanza y, en ese momento, nos corresponde tomar decisiones que nos ayuden a sobrellevar o sortear los obstáculos.
La spankee tiene situaciones personales que sólo le corresponde a ella evaluar, entiende la preocupación de quienes la quieren y agradece, profundamente, que permanezcan ahí, sin juzgarla y sin señalarla como si se tratara de la bruja del pueblo. El cariño es (debería ser) incondicional, los afectos van (deberían ir) más allá de lo moral y lo políticamente correcto; sin embargo, el corazón (que también llega a involucrarse en lo spanko) toma sus propias decisiones y olvida, sin considerar los riesgos, lo que el orgullo y la razón deberían establecer como prioridad.
Hoy la montaña rusa va en subida, la bajada puede parecer la peor parte pero, al mismo tiempo, la más divertida... ¡Allá voy!
YoSpankee
lunes, 30 de septiembre de 2019
Dra. Spankee corazón.
- Consenso
- Respeto
- Confianza
- Comunicación
- Honestidad
domingo, 22 de septiembre de 2019
¿Cómo sería tu sesión ideal de spanking?
lunes, 9 de septiembre de 2019
Zarpazo.
Él iba orgulloso de su actuación orgulloso y muy excitado pues, al estar sobre él, el bulto entre sus piernas era evidente.