Hace 20 días mordía mis uñas, sentada en un consultorio médico que, a mi parecer, era el escenario más frío y desolador en el que hubiera estado jamás.
La última vez que escribí aquí, les hablaba acerca de ese miedo, pues bien, había llegado el momento de enfrentarse a la realidad, de conocer la respuesta a tantas dudas, aunque dicha respuesta no fuera de mi total agrado.
El doctor es un hombre muy atractivo pero, en esas circunstancias, no fui capaz de echar a volar mis fantasías como lo he hecho en otras ocasiones. Lo siento.
Después de estudios, brazos pinchados y tubitos de sangre, el día por fin llegó.
Atenta lo observé mientras abría el sobre blanco que contenía mi presente y mi futuro... Las lágrimas estaban detenidas al borde de mis párpados, como esperando una señal de salida. Contuve la respiración y, por fin, pude sentir alivio al verlo sonreír y mirarme de la manera más tierna que jamás nadie (que no sea de mi círculo cercano) lo había hecho antes.
Buenas noticias, señorita.
La vida me pareció entonces lo más hermoso. Las oportunidades siempre son bienvenidas, ahora, más que nunca estoy dispuesta a luchar, a disfrutar, a portarme mal y a recibir todas las nalgadas de las que me había estado privando (poquito).
Es decir, aún hay mucho de lo qué preocuparse, mucho trabajo por hacer y cosas qué cuidar porque tampoco es mágico. Las noticias son alentadoras pero tampoco podemos escapar de la realidad y, por supuesto, tampoco hay que dejar de cuidarse... Sin embargo, hoy puedo afirmar, hay YoSpankee para mucho rato...