Desde pequeña he tenido un caracter fuerte, jamás fui la que se quedaba callada o la que reprimía su forma de pensar. Muchas veces me enfrenté a reprimendas e intentos de regaño por parte de quienes se decían ser la autoridad en tal o cual situación. Mi rebeldía fue acrecentandose con el paso del tiempo, jamás me he detenido ante nada ni nadie... Quizá mi récord como la alumna que más profesoras ha hecho llorar comprueben lo dicho...
Pero debo confesar que a veces mis razones fueron inexistentes, el mero placer de hacer lo que se me daba la gana, de enfrentar situaciones que muy pocos se atrevían y la sensación de saberme en riesgo (de una azotaína o de algún castigo... que por cierto jamás recibí ) era lo que me insitaba a ser siempre burlona, sarcástica... a veces cruel.
No me enorgullezco de todo esto, pero acepto en cierta forma que mi personalidad va de por medio al hacer, decir o exigir ciertas cosas...
La obediencia, definitivamente, no es lo mío... me gusta tomar mis propias decisiones, me gusta pensar que nadie tiene la razón absoluta y que, además, nadie tiene el derecho o la autoridad suficiente para decirme cómo debo comportarme, qué debo decir o qué debo hacer... Esto pasa en mi día a día.. en el que soy la mujer fuerte... la de las decisiones difíciles... la de caracter inquebrantable y actitud fría...
Sin embargo mi orgullo se ablanda cuando me enfrento a mí misma o a mi spanker... a veces me parece increíble la actitud aniñada que tomo.. me dejo llevar.. hacer... sentir... no soy yo quien toma las decisiones... jamás le he hecho un berrinche a un spanker (bueeeee.. quizá alguno), a lo que me refiero es al cambio que efectúa en mí mi condición de spankee... La profesionista exitosa y dedicada jamás podría ser nalgueada sobre las piernas de nadie... y menos a calzón quitado...
La spankee lo goza sobremanera...
Hay quien dice que se trata de una doble vida... tiene razón... Pero me gusta esta dualidad... allá afuera soy la profesional, la madura, la que no necesita de nada ni nadie... y aquí... aquí soy la que se somete después de una buena azotaína... la que dice que sí a todo... la que no duerme sin un abrazo de spanker... la que necesita que la eduquen y le enseñen cómo debe comportarse una niña buena... La que ofrece su cuerpo para goce propio y de quien está al lado... la que sonríe a la menor provocación y no duda en hacer un pucherito para lograr lo que desea aunque le cueste unas buenas nalgadas...
En fin, la que se descubrió spankee, disfruta de ello y lo seguirá haciendo porque así lo desea...
Yo Spankee
Pero debo confesar que a veces mis razones fueron inexistentes, el mero placer de hacer lo que se me daba la gana, de enfrentar situaciones que muy pocos se atrevían y la sensación de saberme en riesgo (de una azotaína o de algún castigo... que por cierto jamás recibí ) era lo que me insitaba a ser siempre burlona, sarcástica... a veces cruel.
No me enorgullezco de todo esto, pero acepto en cierta forma que mi personalidad va de por medio al hacer, decir o exigir ciertas cosas...
La obediencia, definitivamente, no es lo mío... me gusta tomar mis propias decisiones, me gusta pensar que nadie tiene la razón absoluta y que, además, nadie tiene el derecho o la autoridad suficiente para decirme cómo debo comportarme, qué debo decir o qué debo hacer... Esto pasa en mi día a día.. en el que soy la mujer fuerte... la de las decisiones difíciles... la de caracter inquebrantable y actitud fría...
Sin embargo mi orgullo se ablanda cuando me enfrento a mí misma o a mi spanker... a veces me parece increíble la actitud aniñada que tomo.. me dejo llevar.. hacer... sentir... no soy yo quien toma las decisiones... jamás le he hecho un berrinche a un spanker (bueeeee.. quizá alguno), a lo que me refiero es al cambio que efectúa en mí mi condición de spankee... La profesionista exitosa y dedicada jamás podría ser nalgueada sobre las piernas de nadie... y menos a calzón quitado...
La spankee lo goza sobremanera...
Hay quien dice que se trata de una doble vida... tiene razón... Pero me gusta esta dualidad... allá afuera soy la profesional, la madura, la que no necesita de nada ni nadie... y aquí... aquí soy la que se somete después de una buena azotaína... la que dice que sí a todo... la que no duerme sin un abrazo de spanker... la que necesita que la eduquen y le enseñen cómo debe comportarse una niña buena... La que ofrece su cuerpo para goce propio y de quien está al lado... la que sonríe a la menor provocación y no duda en hacer un pucherito para lograr lo que desea aunque le cueste unas buenas nalgadas...
En fin, la que se descubrió spankee, disfruta de ello y lo seguirá haciendo porque así lo desea...
Yo Spankee
3 comentarios:
Nunca dejes de decidir por ti misma ahí afuera...
Nunca dejes de someterte y de buscar mi abrazo aquí adentro
Tu mexiñol!
Mi mexiñol!.. al que quiero tanto... y que aunque se queje, antes que cualquier otra cosa es mi AMIGO!... y también mi spanker... ambas cosas las sabe hacer requetebien!!
Besos, mi Mexiñol!
¡Hola!
Acabo de descubrir tu blog, y he visto que tienes enlazado el mío. Desde este mismo instante un link al tuyo está en mi lista de enlaces.
La dualidad de la que hablas es frecuente entre nosotros, ya que de una parte está nuestra vida social, y de la otra la vida sexual. Conviene no mezclarlas, o al menos eso me dice la experiencia...
Un placer poder disfrutar de tu blog.
Un beso fuerte
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