jueves, 24 de octubre de 2019

Consejos para spankees.

Yo no soy una experta, ni me considero algún tipo de autoridad en este mundillo spankeril, sin embargo, a través de los años y las experiencias vividas hay algunos consejos que me gustaría darles, sobretodo, a los spankees novatos o a los que, a pesar del tiempo, no logran hacer perdurar una relación spanko.

Repito, yo no soy ninguna experta pero algo he de aportar al respecto.

Nota: El término 'spankee' aplica tanto para hombres como para mujeres, lo utilizo en masculino porque es la forma correcta para generalizar pero, por supuesto, ustedes saben que me refiero a los y las spankees. 

1. A menos que sea un acuerdo previo, los spankees que le juegan al estúpido, son sumamente desagradables. Una cosa es asumir el rol, tratar de hacer la mejor representación del papel correspondiente pero, hacerse el tonto, insultar, hacer bromas tontas, hablar como niños pequeños o comportarse como retrasados mentales, es de flojera.
Insisto, si hay acuerdo previo de ello, adelante. Pero si su spanker les pide que no lo hagan, y ustedes insisten, por eso no los vuelven a sesionar. No es culpa de nadie, solo no hay compatibilidad en el estilo de juego.

Debo aclarar que entiendo perfectamente el rol de los little spankees pero, entiendan ustedes, debe ser de común acuerdo. 

2. El spanking, a pesar de ser un juego consensuado, implica disciplina y obediencia, si el spankee no está dispuesto a seguir reglas o a respetar acuerdos, es sumamente difícil desarrollar un tipo de juego sano porque, más allá del dolor, el spanking también se trata de emociones y, hay que recordar, el spanker no es sólo una máquina de dar nalgadas.

3. El respeto es el elemento MÁS importante para el desarrollo de una relación spanko, aunque sea de una sola sesión. Hay que respetar a la contraparte, a sí mismos y al tipo de juego que se está llevando a cabo. Cada uno de los que forman parte del juego tiene una realidad, misma que hay que saber mantener fuera de los roles. Hay spankos que desean tener el control absoluto de los horarios, actividades y atención del otro, sin embargo, en ocasiones eso no es posible y, seamos realistas, tampoco es sano.

4. Comunicación. Es de suma importancia hablar, ser específicos con nuestros gustos, nuestros deseos y nuestros límites. Es parte de la responsabilidad que representa este juego, ser claros y precisos, dejar de lado la vergüenza, el pudor (verbal) y las ambigüedades. De eso depende, en gran medida, el buen resultado de una (o más) sesión de spanking.

5. ES UN JUEGO. Obviamente se trata de un juego que implica mucho más que diversión y/o entretenimiento sin embargo, se debe tener mucho cuidado porque se corre el riesgo de ser absorbido, de manera negativa, por el rol, por las necesidades, por las ansiedades o por la misma contraparte. Seamos adultos responsables, si tememos por nuestra estabilidad emocional, hay que acudir con un profesional pero, ojo, no porque seamos enfermos (nada tiene que ver el spanking), sino porque no somos capaces de mantener una relación interpersonal sana.

6. Estar ALERTA. Tener cuidado es también muy importante en este y todos los mundillos. Muchas veces no sabemos quién está detrás de la pantalla y, mucho menos, las intenciones que tiene para acercarse a nosotros. Crear vínculos llega a ser algo fácil, romper medidas de seguridad, también. Amigos spankees, no le den a cualquiera la posibilidad de castigarlos, así sea virtualmente, porque no sabemos hasta dónde puedan llegar las personas. Se los digo de verdad, hay cada loco y loca que mejor hay que cuidarnos.

7. Palabra de seguridad. No, es no. Todos tenemos límites y hay que estar protegidos al respecto. La palabra de seguridad es parte de un código de ética que ambos, tanto spanker como spankee hay que respetar. De común acuerdo se establece la palabra que fungirá como un alto DEFINITIVO del castigo. Algunos utilizan el sistema 'semáforo' en donde, verde es 'sigamos adelante', amarillo es una alerta de que estamos cerca del límite y, rojo, es dicho límite. Atención, la palabra de seguridad jamás debe ser tomada a la ligera, una vez dicha, la sesión debe detenerse de manera automática. Decir la palabra de seguridad debe ser una decisión consciente, al hacerlo, el spanker sabrá que NO puede ir más allá y, contrario a lo que se cree, no es ofensivo para ninguna de las partes, al contrario, es un acto de responsabilidad y respeto.
Si el spanker o el spankee no toman este punto en serio, algo malo está pasando ahí.

Por el momento esos son los aspectos más importantes que se me ocurre que puedan ayudar a desarrollar una mejor experiencia dentro del spanking, sobretodo, si vamos comenzando en esto. 

Agradezco sus comentarios y me encantaría saber si ustedes desean agregar algo más a esta lista. Nuevamente lo digo, esta es una opinión personal y pueden estar ustedes de acuerdo, o no. Espero que algo de esto les sirva y, si es así, me lo hagan saber. 

Con cariño y respeto. 
YoSpankee 

viernes, 11 de octubre de 2019

Riesgos

Sabía el riesgo que estaba corriendo, mamá me dio permiso para llegar a casa a las 11 de la noche pero, seamos realistas, a esa hora apenas comienza la fiesta. Cuando faltaba media hora para que se cumpliera el plazo, la llamé por teléfono para conseguir un poco más de tiempo.

- Anda, má, es que es súper temprano. Te prometo que no te pido otro permiso en todo el mes... Y, y, y además, lavo los trastos de la cena todo el mes también, anda, ¿sí? Por fa!!!

Con mucha renuencia, al final, mamá aceptó extender el permiso.

- 12.30 am y ni un minuto más, entendido, jovencita?

- Gracias, má, eres la mejor, ¡te amo!

Regresé a la fiesta con la intención de disfrutar al máximo las dos horas que aún tenía por delante. Bailé mucho cante más y bebí un par de cervezas, aunque tengo estrictamente prohibido ingerir cualquier tipo de bebida alcohólica pero, la verdad, mamá a veces exagera, casi soy mayor de edad.

No sé en qué momento pasó, estuve súper pendiente del reloj y, cuando ya estaba a punto de irme, se acercó el chico que me gusta. ¡No!, ¿por qué ahora? Por Dios, es tan guapo, tan masculino, tan imposible decirle que no a algo.

Pasó media hora y mi celular no dejaba de vibrar con mensajes y llamadas de mi mamá y, entonces, se me ocurrió hacer una de esas cosas estúpidas que, por supuesto, uno jamás piensa, mucho menos, en las consecuencias que tendrá.

Contesté la llamada:

- Estoy ocupada, Gina, te marco más tarde o hablamos cuando llegue a casa. Y colgué.

En ese momento me pareció divertido, hasta me sentí importante frente a mi galán.

- ¿Le hablas por su nombre a tu mamá?
- Jajaja, sí, así nos llevamos.

Más tarde, mientras nos besábamos, un pensamiento repentino me distrajo: mi mamá ya no había escrito ni vuelto a llamar, ¡qué raro! Igual no le di importancia y seguí disfrutando de esos labios suaves y carnosos que, aunque inexpertos como los míos, me hacían sentir mariposas en el estómago.

El susto vino después cuando, atrapada entre el chico y el muro de la casa donde era la fiesta, sentí cómo me jalaron del brazo. No puede ser, mi mamá fue hasta la fiesta por mí, ¡qué vergüenza!

No dijo nada, solo me sacó de ahí a rastras. Me obligó a subir al auto y condujo en total silencio hasta la casa. Yo solo podía pensar en la terrible humillación que representó ser sacada por la fuerza de una fiesta, ¿y qué le iba a decir al chico?
Estaba muy enojada con ella, no quería ni voltear a verla. ¿Acaso nunca fue joven?, ¿por qué es incapaz de pensar en lo que yo quiero y siento?

El camino a casa fue muy rápido, mi respiración era agitada y la adrenalina recorría mi cuerpo. Bajé del auto y me di el lujo de azotar la puerta. Con pasos largos me dirigí a la casa y ansiosa esperé a que ella abriera porque yo no tenía la llave; mientras esperaba, golpeaba el piso con el pie, como para acentuar mi enojo.

El plan era entrar haciendo aspavientos y, de la manera más dramática, subir a mi habitación entre reclamos para, finalmente, cerrar la puerta con un gran azotón. Por supuesto, no contaba con la reacción de mamá quien, apenas entrar, me tomó del brazo y, tal como me sacó de la fiesta, a rastras me llevó hasta la cocina, tomó una cuchara de madera que estaba sobre la barra, aparentemente puesta a propósito y, sin mediar palabras, se sentó en una silla, me tumbó sobre su regazo y comenzó a azotar con mucha fuerza.

Yo no podía creelo, en ninguna de mis dramáticas fantasías me vi siendo castigada de esta manera. Los gritos salían de mi garganta, mis piernas se movían como si pretendieran salir corriendo pero, por increíble que parezca, mamá tenía el control. Mi cuerpo estaba siendo sometido pero, en el fondo, mi mente seguía creyendo que la ofendida era yo.

Mis nalgas comenzaban a arder, en ese momento era más grande la humillación que el dolor, sin embargo, las cosas cambiaron cuando ella bajó mis jeans, ni siquiera tuvo que desabrocharlos, solo los llevo hasta mis muslos de un solo momento y mis gritos y reclamos se incrementaron. Pero no quedó ahí, poco después, los calzones fueron a acompañar a los jeans, entonces sí, el dolor era el protagonista.

Por más que supliqué que se detuviera, por más que pedí perdón de mil y un formas, por más promesas hechas; nada la detuvo. Ella azotó tantas veces que terminé con el rostro bañado en lágrimas y asumiendo todas mis culpas.

Abruptamente se detuvo.

- Ve a dormir, mañana seguiremos con esta charla, jovencita. Y ni se te ocurra subir tu ropa, así como estás, irás hasta tu habitación.

Hecha un mar de llanto, me fui a mi recámara, llevaba la ropa en las rodillas y las nalgas al aire. Iba sobándome y tocando la piel hinchada y pensando en que, esta vez, había ido demasiado lejos y lo peor, esto aún no terminaba.

Supongo que el ruido hecho durante el castigo fue muy fuerte pues, antes de entrar a mi habitación, alcancé a ver a mi hermanito que, con lágrimas en los ojos y mirada compasiva, me decía: descansa, hermanita.

CONTINUARÁ...

YoSpankee

domingo, 6 de octubre de 2019

Sin paracaídas

Algunos de ustedes ya saben que, desde hace un par de meses, tengo la 'obligación' de publicar, al menos, una vez a la semana en este blog. El tiempo límite es el domingo a la media noche porque, si no, mi spanker se verá en la 'penosa' necesidad de aplicar el correctivo que el considere adecuado. Pues bien, una vez más hemos llegado al fatídico día. Hoy es domingo y no escribí ningún relato, creí que sería suficiente con las publicaciones que (aunque breves) estuve haciendo durante la semana, al parece no fue así.

Aquí debo hacer una aclaración. No escribo por obligación, lo hago por puro placer. Sé que no soy la mejor en cuanto a redacción, que mi estilo necesita pulirse y que, como dijo alguna vez mi mexiñol, mi uso del punto y la coma es deplorable pero, en mi (intento de) defensa, diré que, a pesar de todo, mi intención es escribir desde el corazón, en este caso, el corazón de YoSpankee.

Muy probablemente está publicación no tendrá validez para mi spanker, y quizá con razón, sin embargo, esto que escribo también sale de ahí, de donde se forman los sueños, los deseos y los afectos de esta spankee pecosa que ama llenar de letras este pequeño espacio.

Ya sé, algunos pensarán que me lanzo al abismo sin paracaídas, que le juego al valiente y que, si ya conozco las consecuencias que tendrá el hecho de no cumplir; debería ser más ordenada en cuanto a mis textos... ¡Tienen razón!, y prometo intentarlo con más ahínco pero, por ahora, lo lamento mucho, procedo a preparar la caída.

YoSpankee

viernes, 4 de octubre de 2019

Insaciable.

Es normal que las amenazas y el juego previo generen en mí un estado de ansiedad en donde, el miedo y el deseo, se convierten en una deliciosa mezcla. Soy ese tipo de spankee que no se detiene hasta que, enfrentar las consecuencias, se vuelve inevitable.

Me gusta tentar a la suerte, me gusta arriesgar hasta el límite pero, cuando estoy al borde del abismo, comienzo a dar pasos hacia atrás. Mágicamente, el arrepentimiento se apodera de mí pero, ahí es donde pesa la presencia de mi spanker que, no permitirá que me salga con la mía.

El regaño inicial es siempre una tortura, mucho más si tengo que responder preguntas que generalmente, terminan en autoboicot. Aquí podría afirmar que soy cinta negra en el uso de argumentos que, al final, siempre conducen hacia el mismo lugar: el irremediable castigo.

Luego está ese momento que, aunque todavía no se traduce en dolor, está lleno de humillación: sobre las rodillas de mi spanker.
Para entonces aún tengo cierta protección, la ropa sigue en su sitio pero mi cabeza, mi rebeldía y mi dignidad están casi por el suelo.

Después todo irá en picada. Aunado a la humillación, viene el dolor. Las palmadas sobre las nalgas comienzan a escocer y, en un movimiento, todo empeora. Las prendas van abandonando su sitio una a una. Al final, la piel recibirá el impacto de distintos materiales (piel madera, mimbre...) con diferente frecuencia, velocidad y fuerza. Probablemente la resistencia irá menguando, las súplicas serán más reales y más urgentes cada vez.

El spanker, obviamente, se estará alimentando del dolor y arrepentimiento, además de la vergüenza y sometimiento de su spankee. A momentos, por la mente de ella, atraviesa la idea de rendirse y abandonar el juego pero, entonces, la entrepierna está llena de humedad, las contracciones son más frecuentes y placenteras. Oh, sí.

¡No pares!, es el pensamiento ahora. El dolor es real, sí, pero lo es también la satisfacción, el orgasmo, la necesidad de más y más, aunque eso represente días sin poder sentarse.

YoSpankee

miércoles, 2 de octubre de 2019

En opinión de YoSpankee.

Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.
                 Mario Benedetti

Nadie dijo que la vida era fácil, tampoco nos advirtieron lo contrario. Sucede que creemos saberlo todo pero, al final, no tenemos una puta idea de nada.

Es así, ni los años y mucho menos la cantidad de experiencias nos dan la solución. Abusamos de la arrogancia, exigimos a los demás lo que creemos merecer y nos autoproclamamos expertos en un tema u otro.

Aquí se habla de spanking, lo sé, y no es esta la excepción. Si yo he conocido un mundo lleno de luchas feroces de egos y presunciones, justamente, es este. No es la primera vez que lo digo. En este mundillo de perversiones la gente se jacta de tener la mente abierta, de ser eruditos y, en algunos casos, moral e intelectualmente superiores a los mortales vainilla. Se alzan el cuello cuando dicen saber lo que quieren, se vanaglorian al asumirse dueños de la verdad y el proceder adecuado, no sólo aquí, sino en todos lados. Nadie me ha preguntado mi opinión, lo sé, pero este es mi blog y es el espacio perfecto para venir a decir lo que creo, siento y deseo.

Hoy quiero hablar del montón de inseguridades disfrazadas que deambulan por estos lares spanko. Todas las personas venimos buscando respuestas, aceptación, placer. Muchos, al principio, no están muy seguros de pertenecer aquí, sin embargo, su búsqueda es tan o más válida que la presencia de aquellos que llevan años portando el estandarte de expertos.

Todos, sin excepción, hemos enfrentado la duda, el miedo, la curiosidad. Algunos dirán que no, que ellos siempre lo supieron y que el cielo se abrió para verlos sesionar desde el inicio, ridículos. La mayoría de nosotros, simples mortales spanko, tuvimos que sortear la búsqueda, los murciélagos de la primera vez y, como lo dije en alguna ocasión, son muchas las primeras veces que tenemos que vivir y que, además, son deliciosas.

Me gusta charlar con quienes tienen dudas, con los que nunca han vivido una sesión real de spanking. No sé, quizá es mi forma de ayudar, tratando de resolver sus dudas y siendo soporte de sus miedos. Es cierto que yo tampoco soy una experta, aún debo soportar mis propios temores pero, de alguna manera, pongo mi experiencia (poca o mucha) a disposición de quien lo solicite pero, tampoco confundamos las cosas... Es cierto, soy spankee, pero eso no me obliga a ponerme sobre las piernas de nadie, por muchas dudas y miedos que esa persona tenga. Así que, si de compartir se trata, aquí estoy, dispuesta a responder a las dudas que ustedes tengan respecto a spanking.

Si tú, querido lector (a), deseas vivir la experiencia, nuevamente te digo, ¡no te rindas! y, lo más importante, no te creas de charlatanes sobrados que se sienten gurús. Buena suerte, buen spanking.

YoSpankee

martes, 1 de octubre de 2019

Montaña rusa.

Hay momentos de todo tipo en la vida de YoSpankee, los hay muy felices pero, como en todo, también los hay molestos, desagradables y hasta dolorosos. Tal como se los he dicho antes, el spanking es un tipo de relación que no dista mucho de una del tipo vainilla. Acá también hay celos, envidia, drama... De igual manera hay cariño, complicidad, confianza.

Quisiera decir que prefiero quedarme con lo bueno, pero no siempre es posible. Muchas veces, aunque queramos, la parte negativa también nos alcanza y, en ese momento, nos corresponde tomar decisiones que nos ayuden a sobrellevar o sortear los obstáculos.

La spankee tiene situaciones personales que sólo le corresponde a ella evaluar, entiende la preocupación de quienes la quieren y agradece, profundamente, que permanezcan ahí, sin juzgarla y sin señalarla como si se tratara de la bruja del pueblo. El cariño es (debería ser) incondicional, los afectos van (deberían ir) más allá de lo moral y lo políticamente correcto; sin embargo, el corazón (que también llega a involucrarse en lo spanko) toma sus propias decisiones y olvida, sin considerar los riesgos, lo que el orgullo y la razón deberían establecer como prioridad.

Hoy la montaña rusa va en subida, la bajada puede parecer la peor parte pero, al mismo tiempo, la más divertida... ¡Allá voy!

YoSpankee