A petición de Gina...
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Parecían horas las que llevaba ahí inclinada, esperando, escuchando solamente su respiración un tanto agitada. Pude sentir sus manos en mi piel mojada. Tocó mis caderas primero, luego mis muslos, separó ligeramente mis nalgas; parecía como si estuviera acariciando un caballo, admirando sus ancas y haciendo un juicio previo mientras decide si montarlo o no. Me estremecí cuando, con ambas manos, dejó caer un fuerte manotazo, uno en cada nalga. Después acarició con suavidad y dio un paso atrás, como quien admira su obra recién terminada o buscando detalles qué mejorar.
Con un par de golpecitos, me ordenó separar más las piernas, obedecí de inmediato, se puso en cuclillas detrás de mi, acercó su rostro a mi vagina y dio un par de lengüetazos que me hicieron exhalar y contraer cada músculo. Entonces me beso en la división que separa ambas nalgas, rápidamente se puso de pie y comenzó a azotar con la mano bien abierta. Lo hacía con bastante fuerza, de tal forma que, mi cuerpo se balanceaba de un lado a otro sin poder evitarlo.
Dolía, vaya que dolía, pero era al mismo tiempo una delicia. Mi entrepierna palpitaba, mi clítoris suplicaba atención. Entonces se detuvo, metió su dedo índice y medio en mis rincones, comprobó una excesiva humedad que ya se deslizaba cristalina por uno de mis muslos... Tomó un poco con los dedos, absorbió su aroma, tomó un poco más y la arrastró hacia arriba en un suave y delicado recorrido hasta llegar a ese orificio que, apretado, se contrajo un poco más al tacto... Inmediatamente escuché el sonido del cierre de su pantalón al abrirse, de nuevo cerré los ojos con fuerza y apreté la mandíbula.
Ahora saben ustedes qué orificio eligió.
YoSpankee
Narración tan breve como deliciosa y permite al lector imaginarse ese fintal tan de spankos...
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato!