Con un poco de dudas optó por asistir a la reunión. La cita era a las 8:00 p.m. aún era temprano y le daría tiempo de darse un baño de tina con toda la comodidad necesaria para relajarse y perder el miedo a encontrarse con él.
Desde tiempo atrás había notado la forma en que la miraba, la forma en que se le acercaba y el tono de voz con el que le hablaba, siempre con respeto pero con un dejo de coquetería masculina a la que hasta el momento se había resistido aunque hubiera querido no.
Abrió la llave del agua caliente, posteriormente la templó con la fría y mientras el vapor llenaba el cuarto de baño comenzó a quitarse la ropa deslizándola suavemente por su cuerpo. Era una chica joven y hermosa pero con altos niveles de inseguridad sobre sí misma. Totalmente desnuda se sumergió lentamente hasta quedar solo con el rostro fuera del agua, la música de fondo que puso desde la habitación la animaban a relajarse mientras por su mente iban y venían los recuerdos de cada encuentro que había tenido con él.
Hacía poco más de un año que los habían presentado en aquella reunión, en el momento en que sus miradas se cruzaron por primera vez una chispa de electricidad brilló y desde entonces no pudo dejar de pensarlo. En aquel momento ella iba acompañada por Antonio, su novio; sin embargo la relación estaba perdiendo todo el encanto y a los pocos meses terminaron con acuerdo de ser amigos. Jamás volvió a saber nada de él.
Las suaves notas de piano y saxofón del blues de fondo la arrullaban y los recuerdos la envolvían con mayor fuerza. - Ernesto Mendoza... a sus pies señorita- Jamás olvidaría esos ojos que la miraron de una forma que ella pensó era su imaginación pero que confirmaría después que lo que había detrás era 'deseo'... 'pasión'...
En repetidas ocasiones se encontraban en reuniones pues su círculo de amistades era casi el mismo pero ella siempre buscaba algún pretexto para no coincidir, no charlar... para huir. Él por el contrario la buscaba e intentaba topársela aunque fuera por 'accidente' y fue de esa manera que consiguió convencerla de salir a tomar un café primero, una copa después... a cenar más adelante y finalmente a asistir como su acompañante a esta reunión.
Se trataba de algo por completo informal, nada que ver con las fiestas elegantes y llenas de protocolo a las que regularmente asistían ambos por compromiso, por cuestiones familiares y por cumplir con ciertas normas de sociedad a las que ambos debían ceñirse más por obligación que por gusto. Según le había comentado Ernesto sería una fiesta de cumpleaños sorpresa para uno de sus amigos y se llevaría a cabo en el departamento de otro de ellos...
Sin darse cuenta el tiempo había pasado y debía apresurarse para estar puntual. Rápidamente salió de la tina, se secó el cuerpo con sumo cuidado, se vistió y arregló. Ernesto llegó en punto de las 8 y la sorprendió con un ramo de flores y un beso en los labios que ella respondió tímidamente. Metió las flores en agua, tomó su saco y salieron rumbo a la fiesta... en el camino la charla fue divertida y estuvo llena de coqueteos y bromas...
Legaron al departamento de Adrián, el amigo de Ernesto y las luces ya estaban apagadas, al llegar fueron conducidos a la cocina para esperar el momento en que el festejado llegara para poder gritar ¡sorpresa! y entonces sí a divertirse. Les tocó en el rincón junto al refrigerador, él atrás y ella pegando su cuerpo para ocupar el menor espacio posible... De pronto la mano de Ernesto se deslizaba despacio... tocaba su cintura, sus caderas, sus piernas... y ella se limitaba a contener suspiros y darle suaves golpes en las manos a lo que él le susurraba al oído: Te vas a arrepentir de esto... y le mordisqueaba la oreja...
- Ahí viene, ahí viene...-
Silencio...
¡¡¡SORPRESA!!!
La fiesta comenzaba con gritos, risas y gran algarabía... ella se estaba divirtiendo porque nunca había asistido a algo parecido, siempre las formalidades, las cosas superfluas que tanto odiaba pero que eran al mismo tiempo lo único que conocía. Entre bromas, chistes, anécdotas y risas transcurrió la noche hasta que Ernesto, en un rincón de la sala comenzó a besarla frenéticamente... la abrazó apretándola fuerte contra su cuerpo... en ese momento ella sintió la dureza en cierta parte y la ansiedad la invadió... quería en ese momento ser suya... quería que sus cuerpos se hicieran uno... quería que la tomara y se lo dijo al oído...
No podían irse de la fiesta aunque eran ya pasadas las 4 de la mañana, tardarían mucho en lo que daban explicaciones y se despedían de todos... mejor, Ernesto la tomó de la mano y con expresión pícara en el rostro la condujo hacia las habitaciones - Ésta es la de visitas, le dijo...
La puerta se quedó entre abierta y ello se dedicaron a besarse apasionadamente... la lujuria los envolvía pero procuraban hacer todo en el mayor silencio posible... cada beso, cada caricia era un reto por evitar hacer cualquier ruido...
Se metieron bajo las sábanas de la cama... sus manos ansiosas se movían de un lado a otro, sus labios chocaban salvajemente y sus dientes también hacían cierta labor... Ella se dio cuenta que a momentos los movimientos de él eran un tanto bruscos... le jalaba el cabello, le apretaba la mandíbula y le susurraba cosas al oído... Le decía que era una lástima no poder tomarla como él quisiera en ese momento... ¡Bésame!... Yo debería enseñarte como dejar de ser una niña presumida y apretada... Ella no entendía muy bien pero tampoco le importaba hacerlo... la pasión se desbordaba y solo se detenían a ratos cuando algún gemido, beso o palabra era más fuerte de lo que se estaban permitiendo para no ser sorprendidos por alguno de los invitados o por el mismo dueño del apartamento...
Las manos de Ernesto se movían ágilmente e iban de dentro de los pantalones de ella hasta debajo de su blusa... de pronto el pantalón fue jalado fuertemente hasta quedar debajo de las nalgas... Ernesto lo hizo para poder tener mayor movilidad... sumergía su mano por todos los rincones, la besaba, la mordisqueaba... De pronto y sin previo aviso le volteó... comenzó a besarle la espalda... el cuello... le estrujaba las nalgas con tal fuerza y a los dos les costaba trabajo reprimir los jadeos...
Ella estaba extasiada pero al mismo tiempo preocupada porque los fueran a descubrir.. en eso escuchó deslizarse el cierre de los pantalones del hombre que deseaba fuera suyo para siempre... con los ojos cerrados y apretada la mandíbula sintió cómo sus bragas eran removidas de su sitio y el miembro erguido de Ernesto buscaba introducirse hábilmente... con una mano Ernesto se ayudaba para penetrarla por detrás y con la otra le acariciaba a ratos la cara, el cuello, el cabello o los pechos por dentro del sostén... Cuando consiguió su objetivo comenzó a empujar con fuerza... embestía una y otra vez... Ella por su parte colocó las manos sobre la pared a un lado de la cama... apretaba más la mandíbula y leves suspiros se escapaban de su garganta...
Ahora la otra mano de Ernesto se paseaba por las nalgas de ella de arriba a abajo, de un lado a otro hasta que envueltos en el juego abrió la palma, separó la mano lo suficiente y la estampó sonoramente en el trasero de la chica que dio un respingo y...
- Ernesto... Karla... ¿son ustedes?....
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Bravo, me gusta!!!
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