miércoles, 31 de diciembre de 2008
Aprendizaje!!!
lunes, 29 de diciembre de 2008
El psiquiatra!
Me tomé mi tiempo a la hora del baño... consentí a cada una de las partes de mi cuerpo, como el doc me lo indicó. Pinté mis uñas (cosa que casi nunca hago), planché mi cabello y me maquillé sutilmente.
Tenía guardada una falda color chocolate muy linda que usé en una sola ocasión, me puse también una blusa satinada en negro cuyo escote era bastante generoso y me calcé unas zapatillas del mismo color que la falda. Al mirarme al espejo, justo antes de salir, me agradó lo que vi... mis pies lucían lindos y mi piel blanca contrastaban muy bien con el atuendo. Mis senos se veían firmes y su tamaño no se disimulaba mucho, siempre me han gustado mis pechos bastante generosos.
El doc también insistió en que cuidara incluso la ropa interior que usaría ese día, la verdad es que no entendí muy bien el objetivo, pero lo hice. Un día antes de la cita compré un combinado de brassiere y bragas en color negro con aplicaciones de encaje, estaban perfectos.
Ufff! El tráfico está realmente pesado, espero no perder mi cita con el psiquiatra...
¡¡Hey, imbécil... fíjate por donde manejas!!!... es impresionante la forma en la que conducen algunas personas... carajo!
Creo que me gusta!... ese doc es realmente atractivo... tiene algo que, no sé... pero me encanta. Esos ojos que miran profundo pero.... ja ja ja, sería imposible que se fijara en mi.
Rayos!!! ya me pasé... aghhh por ir pensando tonterías...
-Buena tardes, vengo a mi cita con el doctor ...
-Llega tarde señorita, pase... el doctor la está esperando...
(Ay que pinche vieja nefasta... la recepcionista... la odio)
Toc, toc...
-Adelante...
-Hola doc...
-Llegas tarde... otra vez...
(Uy que serio. creo que está un poco molesto)
-Lo siento doc...
-Mira, te dije que íbamos a probar con una nueva terapia para tratar tu problema de autoestima... se trata de algo un poco drástico pero como veo que no hemos conseguido mucho con las otras sesiones, creo que es necesario...
Se trata de un proceso de reacción... (blah blah blah.... no escucho lo que dice, sólo puedo concentrarme en mirarlo....), entonces qué dices... ¿aceptas?
-Sí, doc... ¿qué tengo que hacer?
-Primero debes firmar este documento en el que aceptas de conformidad que estás dispuesta a que te aplique este tratamiento. Recuerda que es totalmente experimental...
Tomo la hoja y la firmo sin leer...
-Muy bien, ahora... quítate las bragas que llevas bajo la falda...
-¿Qué?... doc, yo....
-Hazlo... es parte de la terapia
Tímidamente meto las manos bajo mi falda y comienzo a deslizar las bragas...
-Déjalas ahí en el escritorio... Ahora, usualmente te recuestas en el diván boca arriba... esta vez será distinto. Recuestate boca abajo.
No entiendo realmente para que me pide que haga eso, pero noto un tono serio en sus palabras así que sin chistar hago lo que me dice... al estar tumbada en el diván comienza a hacerme algunas preguntas... y mis respuestas son tan honestas como puedo pero al parecer a él no le agradan mucho que digamos...
PLAF!! -Esa no es la respuesta que deseo escuchar!
Auh!, entiendo ahora la terapia... si yo no respondo como debo el doc me va a azotar y así como estoy, sin bragas debajo, el azote dolió muchísimo.... Intento de nuevo pero...
PLAF!! -Esfuérzate más... me parece inconcebible que no veas lo hermosa que eres, señorita... vamos a tener que ir paso a paso... parte por parte de tu cuerpo... dices no me gusta, pero 'no me gusta' no es una respuesta aceptable...PLAF!! Dime... comenzando por tu cabello... háblame de él...
-Me gusta...
PLAF!! -No estamos hablando de gustos, niña!... háblame de tu cabello... cómo es...
-Es lacio, color castaño...
PLAF!! -¿Qué más?
-Auh! Es lindo!
-Muy bien... tu cuello...
Seguimos parte por parte recorriendo el por qué sí o por qué no de mi cuerpo... De pronto el doc sube mi falda... me estremezco y me avergüenzo pues mis nalgas están expuestas sin que yo pueda hacer nada para evitarlo... además seguramente también ve mi vagina... oh! que vergüenza... cruzo las piernas tratando de ocultar en lo posible pues me ha prohibido que ponga las manos atrás...
PLAF!! -No cruces las piernas!! estíralas bien...
PLAF!! PLAF!! PLAF!! PLAF!!
Por alguna razón comienzo a disfrutar este tipo de terapia... las manos fuertes del doc impactan contra mi trasero y yo... ¿yo estoy soñando?... No lo creo, una sensación de calor se adueña no solo de mi pobre trasero que ha sufrido las consecuencias de mis malas respuestas... no, el calor comienza a despertar cierta zona un poco más dentro de mí... contrasta con la humedad que espero no sea tan visible... más vergüenza con el doc!!!
martes, 23 de diciembre de 2008
Soy Spankee, NO sumisa!!!
sábado, 20 de diciembre de 2008
Que sorpresa...
Tengo que confesar que sentí muchísima vergüenza en el momento en el que bajó mis pantalones y yo sin oportunidad de evitarlo... fue peor cuando me sentí sometida, con las manos en la espalda y los golpes cayendo rápida y fuertemente sobre mi trasero desnudo... cuando terminó subí aprisa mi ropa, lo abracé y por fin dormimos plácidamente... o al menos él porque yo no pude pegar el ojo durante toda la noche...
¿Sorprendida?
SI
¿Contenta?
MÁS!!!
=)
Yo Spankee
viernes, 12 de diciembre de 2008
Tengo ganas de...
besar tu rostro y que mis manos se deslicen por tu espalda...
acariciar tu pecho y dejar que te adueñes de mí....
Sólo que no sé donde estás...
si te encuentro, no te dejaré escapar...
Yo Spankee
miércoles, 3 de diciembre de 2008
Alfredo...
Era una mañana fría, ni siquiera la gruesa chamarra gris lo protegía por completo pues el aire soplaba fuerte, calaba hasta los huesos pero el deseo de tenerla frente a frente, que en realidad sería tenerla de espaldas, le animaba a no faltar a la cita. No pudo evitar acordarse del día en que ella le propuso que la nalgueara, sabía que era spankee y que estaba deseosa de sentir sus manos pero no esperaba que fuera precisamente ella quien definiera la fecha, la hora y el lugar del encuentro, lo cual lo hacía sentirse un poco nervioso. Uno nunca sabe que gente tan loca hay en este mundo, pensaba.
Alfredo tenía 41 años, esposa e hijos. Ella era soltera y aunque joven no había querido revelar su edad hasta el momento... se comportaba como una chiquilla en muchas cosas, ésta era una de ellas... pero eso la hacía divertida e interesante, ¡fresca!, la había definido él mismo.
Habían tenido un par de sesiones virtuales a través del chat, incluso los castigos que se llevarían a cabo en esa ocasión serían los que se habían ido acumulando durante las últimas dos semanas desde que supieron que se verían. Los motivos eran sencillos pero Alfredo tenía en mente reprimendas y azotes para cada uno de ellos: irse de fiesta entre semana, trasnochar y conducir en estado de ebriedad, faltar a una cita en msn y otras por el estilo. Le había anunciado que serían 20 azotes con la mano por cada falta... tenía 9 hasta el momento.
Caminaba con paso lento pues aún le quedaban 20 minutos para la hora acordada, decidió salir temprano de casa previendo cualquier percanse, no quería llegar tarde por nada del mundo. En ese momento sintió vibrar su teléfono celular, era un mensaje de ella para darle el número de habitación en el que lo esperaría. Sonrió.
Unos minutos después, tras acelerar el paso sabiendo que ella ya estaba ahí, llegó al hotel. En el lobby habían unas cuantas parejas, él simplemente subió al elevador y presionó el número 4. Habitación 412. Al llegar la puerta estaba entre abierta y tímidamente asomó la cabeza, ahí estaba ella, sonriente, nerviosa, esperándolo. Entró y cerró con seguro, la miró y notó que ciertamente no era la mujer más hermosa pero tenía cierta chispa... era simpática. Se abrazaron nerviosamente. Por ser el primer encuentro Alfredo no sabía como actuar y ella, por su parte, se movía nerviosa por toda la habitación... ya prendía el televisor, se sentaba en la cama, se levantaba, cerró las gruesas cortinas y finalmente se quedó quieta en uno de los silloncitos.
-Vamos a ver, jovencita... tú y yo tenemos muchas cosas que arreglar... ven aquí de pie frente a mí.
Ella obedeció.
-En el messenger te mostrabas muy rebelde... vamos a ver si ahora sigues igual. La tomó del brazo y le aplicó un par de nalgadas no muy fuertes. -Te dije claramente que hoy íbamos a arreglar cuentas, ¿cierto?- Esperó la respuesta pero notaba nerviosismo... de parte de ambos.
Ella comenzó a reírse... el juego había comenzado y el espíritu travieso comenzaba a salir.
-Muy bien, veo que necesitas urgentemente ese castigo que te he estado prometiendo los últimos días... Dime, ¿qué cosas tenemos pendiente tú y yo?
-No lo sé, tú eres el spanker, tú deberías saber, ¿no?. Ella se mostraba divertida, retadora e indudablemente ansiosa.
-Muy bien, vamos a ver.
Se sentó en el borde de la cama y la tumbó sobre sus rodillas mientras ella forcejeaba inútilmente tratando de evitarlo. Cuando la tuvo en posición comenzó a sobar el culo que generosamente se le ofecía... Si bien ella no tenía el cuerpo esbelto y estéticamente perfecto, sí ofrecía muy buen material para ser azotado... podía ver, aún cubiertas por los jeans, un par de nalgas grandes que se estremecían al contacto de su mano al recorrerlas delicadamente. Comenzó entonces con la azotaína.
Con la palma bien abierta azotaba de un lado y del otro, alternaba cada 2 nalgadas fuerte y decididamente. Ella saltaba a cada golpe, respingaba y se burlaba de su spanker que, sin que ella lo notara, sonreía.
-¡¡Ponte de pie y bájate el pantalón!!
-¡¡No quiero!!
¡PLAS!
Ella se desabrocha el pantalón y lo baja con enfado... Alfredo se levanta y la conduce del brazo hacia un taburete . -Apoya las manos ahí. Ella se inclinó haciendo muecas... él la azota con fuerza. Fueron muchos azotes que no se contaron pero que se notaron en el rojo trasero de ella.
domingo, 30 de noviembre de 2008
Vecino. [Colaboración]
Agradezco enormemente la colaboración de mi amigo Luis desde España con un relato acerca de medical y spank. Espero que les guste porque a mí me ha encantado. A él le mando un besazo y a ustedes les dejo la historia, que la disfruten...
* * *
Laura se encontraba mal, sin duda el mal tiempo empezaba a hacer mella en su pequeño cuerpo.
Le dolía todo, por lo que pensó que a lo mejor era el momento de llamar a su atractivo vecino que era médico y con el que tenía una cierta amistad. No obstante, había hablado con él de lo mala paciente que era y lo desobediente a la hora de medicarse.
Por él sentía una sensación de atracción, temor y vergüenza. Atracción porque tenía 41 años, vivía solo ya que estaba divorciado y sus manos y ojos le quemaban cada vez que lo veía.
Temor porque no le aterraban los médicos y procuraba huir de ellos; y vergüenza porque al ser su vecino le intimidaba el ser revisada por él. ¿Cómo iba a reaccionar cuando se lo encontrase en el ascensor?
Después de meditarlo durante cerca de dos horas, decidió llamarlo por teléfono.
Luis.- Si, dígame.
Laura.- Luis, buenas noches, soy Laura, tu vecina de la puerta 8.
Luis.- ¡Qué sorpresa Laura! ¿Cómo estás?
Laura.- Pues precisamente por eso te llamo, perdona que lo haga
Luis.- No importa por Dios, para eso estamos los vecinos. ¿qué te ocurre?
Laura.- Pues llevo toda la tarde con malestar general y creo que tengo algo de fiebre.......
Luis.- ¿Estás en casa?
Laura.- Si, pero no te preocupes, sólo quería que me dijeses q me puedo tomar para.
Luis.- No seas boba, ahora mismo subo, cojo el maletín y subo
Laura.- Pero no es necesario de verdad, sólo dime que ........
Laura notó que Luis había colgado el teléfono lo que empezó a producirle un cosquilleo en el estómago. Por un lado de excitación pues había fantaseado muchas veces con ese momento y por otro de arrepentimiento por las consecuencias que podría acarrearle.
¡¡¡¡¡Ding dongggggg!!!!
Dio un salto de la cama, cogió su bata, se arregló el pelo y fue a la puerta. Abrió la puerta
Laura.- Hola Luis, perdona que te haya molestado a estas horas
Luis.- No importa vecina, que menos que interesarme por mi vecina más guapa
Los colores subieron a las mejillas de Laura y le dejaron si habla.
Luis.- Vamos, intentando romper el momento de incertidumbre, ¿estabas en la cama?
Laura.- Si, estoy mareada, con malestar, supongo que será el virus estomacal que le afecta a todo el mundo últimamente.
Luis.- Bueno, túmbate en la cama
Laura se quitó la bata, quedándose en pijama. Se tumbó boca arriba mientras observaba lo que hacía su “vecino preferido”. Tras dejar el maletín a los pies de la cama, se sentó en ella. Acercó su mano a la frente
Luis.- mmmmmm. , tienes fiebre señorita, ¿te has tomado la temperatura?
Laura.- Noooo, pensaba que sólo tendría unas décimas sin importancia
Luis.- Me temo que tienes algo que unas décimas señorita.
Dicho esto, observó el color de los párpados, palpó su cuello y la zona de las amígdalas. Abrió el maletín del que sacó un palito y una linterna con la que poder observar su garganta.
Luis.- Vamos, incorpórate un poco y abre la boca
Comprobó el estado de su garganta, corroborando que la tenía completamente inflamada. A continuación sacó el fonendoscopio del maletín, ajustándoselo a los oídos.
Por favor, desabróchate la camisa del pijama para auscultarte, dijo Luis
Los temores de Laura crecieron rápidamente mientras se desabrochaba la camisa. No llevaba nada debajo por lo que sus pechos quedaron al descubierto nada más terminar con el último botón.
Tenía unos pecho duros, como corresponde a sus 26 años, redondos, de tamaño medio, con la aureola pequeña y bien formada.
Sin inmutarse Luis colocó la pastilla del fonendoscopio sobre su pecho izquierdo, moviéndolo y comprobando diferentes puntos mientras ordenaba a Laura que respirase profundamente. Repitió la operación por su espalda. Posteriormente, le indicó que se tumbase para poder palparle la zona abdominal, bajando por debajo del ombligo lo que hizo estremecer a Laura.
Luis.- ¿Te duele?
Laura.- No, sin poder mirar a los ojos de su vecino
Sus manos palparon su abdomen llegando incluso a colarse ligeramente por debajo del pantalón y la braguita que llevaba.
Luis.- Laura, estas pasando un proceso gripal típico, con malestar general, dolor muscular y de cabeza. No es nada importante pero si que te va a llevar unos días de estar en cama. Ahora te voy a tomar la temperatura.
Laura.- No puedo quedarme en cama, tengo mucho trabajo pues estamos en vísperas de Navidad y es la época más fuerte de la campaña.
Luis.- No hay campaña que sea más importante que tu. Ya eres mayorcita para saber lo que tienes que hacer. Si fueras más pequeña, te podría pegar unos azotes pero ya no creo que procede.
Con estas palabras le recorrió un escalofrío por su cuerpo, imaginando estar sobre sus rodillas, cumpliendo una de sus fantasías más repetidas a lo largo de su vida, y sin saber lo que aun le esperaba. Mientras Luis, sacó el termómetro del maletín, lo sacó de su funda protectora, lo agitó enérgicamente de arriba abajo hasta bajar completamente el mercurio.
Mientras hacía esto, Laura se fue a desbrochar de nuevo la camisa del pijama para colocarse el termómetro.
Luis.- Date la vuelta, por favor
Laura.- ¿Cómo?
Los ojos de Laura se abrieron como platos, no creía estar escuchando bien a su vecino
Luis.- Si, date la vuelta, te voy a tomar la temperatura rectal, que es la más exacta.
Laura.- Pero.... no es necesario, de verdad, si no tengo tanta fiebre, no me encuentro tan mal, me la puedes tomar en la axila, que ya no soy ninguna niña.
Luis.- Jajajajaja, venga, no seas niña, piensa que antes que ser vecino tuyo, soy doctor y es algo que hago habitualmente.
Laura.- Pero que de verdad que creo que no es necesario.....
Luis.- Ahora entiendo cuando me dijiste que no eras buena enferma. Venga, no lo pienses y date la vuelta
No lo podía creer, ahí estaba su vecino, con el termómetro en la mano, mirándola como se giraba y con una sensación de incredulidad y sorpresa que no había vivido nunca.
Luis.- Vale, descúbrete por favor.
Laura comenzó por el pantalón que bajo lentamente hasta la mitad de los muslos, dejando al descubierto las braguitas blancas de encaje que llevaba.
Luis.- Espera, te ayudo. Levanta el culete
No podía creerlo, su vecino, aquel con el que hablaba a menudo cuando coincidían en el ascensor iba a ver su zona más oculta e íntima.
Levantó las nalgas y sintió como Luis cogía de la goma de braguita y comenzaba a deslizarla para abajo muy lentamente, como queriendo que no transcurriese el tiempo. Sus nalgas blancas quedaron al descubierto
Luis.- Vamos, abre un poco las piernas, levanta el culete y relájate
Y dicho esto, acercó su mano izquierda a las nalgas con el objeto de hacer palanca con sus dedos y abrírselas. Laura estaba totalmente en tensión por lo que le sorprendió las dos nalgadas que Luis le dio sin previo aviso
Laura.- Ouchhhhhhh
Luis.- ¿quieres relajarte? Te voy a hacer daño si no lo haces
Laura.- Si, para ti es fácil que estás acostumbrado, pero a mi es la primera vez que me toman la temperatura así
Las nalgas de Laura se relajaron lo suficiente para que Luis pudiese abrirlas. Ahí estaba el pequeño ano a la vista de Luis, rodeado de una zona más rosada y pequeñas estrías.
Laura inclinó la cabeza para abajo en señal de sumisión. No podía creer lo que le estaba ocurriendo. Jamás podía haber imaginado cuando decidió llamarlo que estaría completamente expuesta ante su vecino
Acercó la punta del termómetro al pequeño agujerito, lo apoyó y con una leve presión fue introduciéndose . Laura emitió un pequeño gritito al notarse penetrada.
Luis.- Puedes bajar el culete, ahora debemos esperar tres minutos.
Fueron los tres minutos más extraños de su vida. Por un lado deseaba que transcurriesen lo más rápido posible mientras que por el otro se sentía tremendamente excitada por ser revisada y abierta por su querido vecino.
Luis.- Bueno Laura, vamos a ver que temperatura tienes. Levanta un poco la cola.
Sacó el termómetro de su ano y leyó la lectura que marcaba. 39’2°C
Se subió rápidamente el pantalón y la braguita y se metió dentro de la cama
Luis.- Ve olvidándote de ir a trabajar esta semana señorita. La fiebre te durará cuatro días y no debes forzar, pues lo único que conseguirás es alargar más la curación.
Laura.- No lo puedo creer, justo esta semana que es la que más trabajo tengo.
Luis.- Los virus no entienden de obligaciones. Te voy a dejar una caja de analgésicos para que te tomes una píldora cada ocho horas y te dejo también estos supositorios de Febrectal para que te baje la fiebre. Debes ponerte uno cada doce horas.
Laura.- No, por favor, supositorios no, no los soporto, con decirte que siempre me los han tenido que poner porque yo no soy capaz de hacerlo......
Luis.- Debes ponerte uno por la mañana y otro por la noche que te ayudará a dormir. Ahora si quieres te lo puedo poner yo.
Laura.- Me sabe mal, vas a pensar que soy una niñata...
Luis.- No te preocupes, no es algo inusual.
Mientras hablaban Luis abrió la caja de Febrectal, separó un supositorio de los seis que contenía el bloque, desgarró el envoltorio y empujó por la base para que terminase de salir. Se puso un guante de látex y se lubricó con vaselina el dedo índice de su mano derecha, sentándose en la cama a continuación. Por su parte Laura no había perdido detalle del proceso e imaginaba de nuevo siendo abierta por su, a partir de ahora, médico personal.
Luis.- Bueno señorita, ahora quiero que te pongas sobre mi rodillas
No podía creer lo que estaba oyendo, parecía que se adelantaba a todas las fantasías vividas en silencio durante tantos años. Pero a estas alturas, ya no quería disimular ni protestar por algo que estaba deseando que ocurriera.
Se levantó, se puso delante de él, bajó el pantalón del pijama dejándolo caer hasta los tobillos, bajó sus blancas braguitas hasta las rodillas, dejando ver a Luis su vello púbico depilado tipo brasileño y se inclinó sobre las rodillas, acomodándose y disfrutando del momento.
Luis acaricio las nalgas de Laura para darle confianza, abrió las nalgas, cogió el supositorio y lo dirigió hacia su hoyito que se estremeció al sentir la punta. Al empujar por la base, su ano cedió, soltando un pequeño gritito mitad quejido mitad gemido. Acompañando al supositorio el dedo entró completamente dentro de su recto hasta alcanzar la segunda falange.
Luis.- Aprieta las nalgas para que no se salga.
Laura con los ojos cerrados y viviendo el momento obedeció, permaneciendo en esa situación unos momentos por desgracia muy cortos. Tras un pequeño azote en la nalga derecha Luis le indicó que podía levantarse, cosa que hizo lentamente.
Luis.- Ya está Laura, ves como no ha sido para tanto.....
Ojalá hubiera durado más, pensó Laura, subiéndose la ropa de Luis que procedió a quitarse el guante de látex.
Luis.- Ahora te bajará la fiebre y podrás dormir. Mañana antes de irme a trabajar subiré y te pondré el de la mañana, si quieres.
Laura.- ¿De verdad que lo harás? ¿No te importa?
Luis.- Por supuesto que no. No me cuesta nada y así veo como estás.
Laura.- Muchas gracias vecino.
De sorpresas y deseos concedidos...
sábado, 29 de noviembre de 2008
Consejo!!!
Viajar en bus durante más de 3 horas, después de una (laaaarga) sesión de spank (y uno que otro detallito feliz).....
...es la idea más estupida que puede haber.... grrrrrrrrrr!!!!!
* * *
Gracias, Mexiñol!
Te adoro!!!!
domingo, 23 de noviembre de 2008
Spank gourmet
Anoche no quería cenar, no porque no tuviera hambre sino porque eran más mis ganas de provocarte. Verte ahí sentado con los lentes para leer y tu libro en la mano, esperando a que me sentara a la mesa, me causó la necesidad de llamar tu atención...
Habías pasado más de una hora cocinando algo especial, delicioso. Olía muy bien.
-No tengo hambre. Te dije.
Volteaste a verme y me contestaste que ya estaba servido y que si no me sentaba de inmediato tendrías que tomar cartas en el asunto...
-No me importa, no quiero cenar... haz como quieras!! Grité y di una patada al piso...
Apretaste los labios (adoro ese gesto en ti)... cerraste el libro, lo pusiste sobre la mesa y lentamente te quitaste los lentes.
-¿Con que la nena está haciendo berrinche?, bien... eso lo solucionamos justo ahora.
Sin muestra de enojo te levantaste de la silla y caminaste hacia mí. Quise huir (pero era parte de la estrategia para que hicieras lo que yo quería). Me tomaste del brazo y con la otra mano pellizcaste suavemente mi barbilla para que te viera a la cara.
-En este momento, niña caprichosa... vas a sentarte a cenar, dijiste que morías de hambre, preparé tu platillo favorito y ahora me sales con 'no quiero'... Si sabes lo que te conviene vas a obedecerme...
-Ya te dije que no quiero, ya se me quitó el hambre... (con fuerza giré mi rostro y me safé de tu mano)
Reiste.
-Muy bien, ya verás como te regresa el apetito en un momento. Ve al rincón ahora mismo.
Con mi carita de niña buena te dije que no era para tanto... y te besé! Pero el beso no valió de nada, apretando mi brazo me llevaste al rincón del comedor y mientras ponías mis manos detras de la cabeza me susurraste al oído: -Aquí se hace lo que digo yo!- y rápidamente me diste 3 fuertes nalgadas...
No me quejé pero te miré como si te odiara... aunque tú sabías que no era así... Apreté los labios con fuerza en un intento de puchero y te alejaste... Mantuve la posición y escuché cómo desde la cocina abrías y cerrabas un cajón. Por el cristal del gabinete pude ver que traías en la mano una cuchara de madera de considerable tamaño. Sonreí y no pude evitar un escalofrío que recorrió mi espalda.
Arrastraste una de las sillas del comedor y la acercaste a donde estaba yo.
-Ven acá... vamos a regresarte el hambre, caprichosita!
Giré sobre mis talones y me hice la sorprendida mientras me mirabas divertido.
-Por favor, corazón. No es necesario. Mentí (en ese momento era lo que realmente necesitaba, toda la tarde estuve muy aburrida, cansada... un poco fastidiada y necesitándote cerca).
-Cuento tres y te quiero aquí 1... 2...
Tímidamente y con gesto compungido avancé. Me tomaste del brazo con fuerza y me tumbaste sobre tus rodillas. Eres tan guapo, tan masculino, tan fuerte.... Cerré los ojos y mi cuerpo se estremeció, cierta partecita de mi anatomía comenzó a palpitar de manera imperceptible para ti... la sensación incrementó al sentir tu mano acariciando mi trasero de manera delicada. Nuevamente te pedí que no lo hicieras pero mi único objetivo era que comenzaras YA.
-Sabes muy bien que lo que haces está mal pero parece que a ratos lo olvidaras... Bien, yo te lo voy a recordar ahora mismo.
Te inclinaste hacia mí y suavemente me tomaste del cabello, levantaste mi cabeza sin hacerme daño y me susurraste al oído: -Sé muy bien qué es lo que quieres- Me besaste tiernamente atrás de la oreja. Sonreí traviesa.
Decidido aplicaste los primeros azotes con la mano extendida sobre mi falda. No eran golpes particularmente fuertes pero eran rápidos y pronto comencé a sentir un poco de ardor. Mientras lo hacías me recordabas la importancia de comportarse adecuadamente, lo feo que era hacer un berrinche y lo mal que te caía que me pusiera caprichosa después de hacerte trabajar con una cena especial y desvergonzadamente me negara a comer.
Te detuviste y acariciaste nuevamente mis nalgas al mismo tiempo que recorrías de forma lenta la falda hacia arriba. Descubriste mi ropa interior, llevaba uno de esos calzoncitos que tanto te gustan, a media nalga o cacheteros como les dicen. Pude adivinar que disfrutaste lo que veías y comenzaste a azotar de nuevo, ahora lentamente pero con más fuerza que antes... Las niñas caprichosas... plas!... como tú... plas!... necesitan.... plas!... mano dura... plas!....
Una lluvia interminable de azotes y regaños caían sobre mí... ardía y se sentía muy caliente. Nuevamente te inclinaste y al oído me dijiste: -Espero que estés contenta con lo que has logrado pero esa sonrisita se te va a borrar del rostro en unos instantes...
Esta vez tu voz sonó más grave y adiviné el lío en el que me acababa de meter pero no me arrepentía... y aunque lo hiciera... lo hecho, hecho estaba...
De un movimiento bajaste mis calzones e instintivamente llevé mi mano atrás para intentar evitarlo, una sonora palmada en la nalga derecha me recordó que no era buena idea hacerlo... me regañaste por eso. Con calma acomodaste mi ropa interior hasta medio muslo, suspiraste. Pusiste tu mano izquierda sobre mi espalda a la altura de la cintura y presionaste un poco... con tu otra mano recorriste mi trasero sobando lentamente, primero una nalga después la otra. Y comezó de nuevo la azotaína.
La fuerza que llevaban estos nuevos azotes y la rapidez con que caían me hacían dar pequeños brinquitos sobre tu regazo y comencé a gritar. Ayes de dolor se escapaban de mi boca y los ojos se me llenaban de agüita aún en contra de mi voluntad, mis piernas reaccionaban también contrayéndose como reflejo del castigo que estaba siendo aplicado firme, fuerte pero merecidamente.
-Ahora sí te quejas ¿verdad, niñita?. Espero que esto te recuerde que quien manda en esta casa soy yo, que tus berrinches y caprichitos te van a traer consecuencias, que si intentas verme la cara lo que yo veré de ti serán tus nalgas pero rojas y adoloridas ¿Me entiendes?
-Ay, ay... ¿cuales berrinches, cuales caprichos!!!... verte la cara Yooooooo?
Descarada. Sarcástica. Feliz.
Tomaste la cuchara que habías traido y me diste 20 azotes que me hiciste contar en voz alta y después comenzaste una tanda de golpes rápidos...
Sorpresivamente te detuviste en seco. Mis párpados apretados hasta ese momento se abrieron estupefactos, unos minutos que me parecieron eternos pasaron a ritmo de mi respiración entrecortada por sollozos... Tiraste la cuchara al piso. Con tu dedo índice recorriste la zona maltratada... hacías circulitos de arriba a abajo, dibujaste también la línea que separa mis glúteos y entonces bajaste un poco más. Te adentraste en mi cuerpo para rosar suavemente mis labios vaginales que contenían la humedad provocada por el castigo... lo notaste y lo aprovechaste para deslizarte más adentro. Con tus dedos separaste mis piernas y te introdujiste lentamente. Tu mano experta se movía ahí dentro donde las sensaciones se intensifican y yo me mordía los labios... con gran destreza manipulabas mi clítoris hasta que no pude más... respiraba agitadamente, gemía y me retorcía de placer...
Como pude me levanté y te besé apasionadamente... nos tiramos al piso frío que no tuvo importancia pues lo 'otro' lo era más. Terminaste de desvestirme y yo lo hice contigo... Tuvimos el sexo más espectacular y salvaje que hubiéramos tenido nunca...
Cansados, sudorosos y jadeantes yacíamos los dos abrazados uno al otro....
-A que ahora tienes hambre...
Que cena más deliciosa!!!!
Yo Spankee