miércoles, 22 de mayo de 2013

Resfriada...

Ahora mismo me siento culpable, pero no, no tiene nada que ver con mi YoSpankee... estoy despierta porque el dolor no me permite otra cosa... aunque finjo que duermo porque no quiero preocuparlo más, distraerlo de cosas que ameritan verdadera atención... esto es solo un resfriado, ya pasará, aunque es uno de esos que duele al respirar, que intenta hacer estallar la cabeza y consigue que yo sea su prioridad... es decir, lo soy siempre, pero ahora no se ha despegado de mi lado hasta ahora que casi lo obligué a dormir en la otra habitación...

No puedo dormir, ya lloré porque mi cabeza no me dejó otra opción... el medicamento no hizo mucho y yo no soy capaz de prometer lo que no seré capaz de cumplir. Que vaya al médico, dice... pero no quiero, no es necesario... o quizá sí, pero él deberá descuidar nuevamente sus asuntos para hacerle de enfermero... 

Mi cuerpo arde, no por las razones de otras veces.... y el dolor de ahora no es disfrutable, lo único que deseo es estar bien porque quiero que él esté bien... y sí, lo confesaré, huyo del médico por el riesgo de las inyecciones... que aunque me  aceleran el corazón, también me dan un miedo estúpido y spanko...

Buenas noches, seguiré sufriendo en siencio. Shhhhh!!!

YoSpankee


viernes, 17 de mayo de 2013

Mi primera sesión de spanking.



Llevaba algún tiempo indagando del tema en cuanto rincón de la red era posible, encontré varias páginas que ayudaron a aliviar mi curiosidad y otras que alborotaron mis deseos por participar, de manera activa, en esto que llamamos mundo spanko. El Facebook fue uno de los espacios que más me ha ayudado a dar salida a esto que, seguramente todos los que participan en esto, ya conocen.

Mantuve contacto con un spanker, estuvimos charlando de manera virtual durante unos cuatro meses hasta que, desarrollada la confianza y creados los lazos necesarios, planeamos un encuentro real… el cual llevamos a cabo una tarde en que me volé la clase de francés, jaja.

Habíamos acordado un punto de reunión intentando no ser muy obvios, además necesitaba sentirme segura, todavía no me caía el veinte de lo que estaba por suceder. Llegué al lugar señalado y lo vi, me acerqué hasta donde estaba y extendió el brazo para que yo supiera que sí era él a quien buscaba pues, aunque habíamos intercambiado fotografías, jamás nos habíamos visto antes, no así. Nos dimos un abrazo fuerte y apretado, justo lo necesario para ayudar a que los latidos de mi corazón disminuyeran el ritmo. Estaba muy nerviosa.

Me invitó a caminar por el parque en el que estábamos mientras charlábamos para disminuir la tensión, sobre todo la mía porque hay que recordar que se trataba de la primera vez que experimentaba un encuentro ‘de estos’.

Tomamos un taxi hacia el lugar en el que se llevaría a cabo la sesión, un hotelito discreto pero muy cómodo… habitación 402… Apenas entramos dejé mis cosas sobre una mesita mientras él cerraba la puerta. Se acercó a mí, me tomó de las manos y mirándome fija pero tiernamente me explicó en lo que consistiría la sesión. En una plática breve establecimos las reglas, los  límites, palabras de seguridad, motivos, circunstancias del castigo… en fin, todo iba tomando forma.

Entré al baño a cambiarme, me puse un uniforme improvisado como si de verdad hubiera ido a la escuela. Antes, mientras estábamos en el parque me dio una nalgada para que yo le dijera si así estaba bien de fuerza… pero lo mejor estaba ya por venir.

Días antes habíamos acordado que yo llevaría mi lista de calificaciones reales. Durante toda la sesión fue muy paciente conmigo, en ese momento me preguntó (por enésima vez) si me sentía bien como para continuar. Respondí que sí... y entonces comenzó.

El plan era el siguiente: yo iba llegando de la escuela a la casa y entraba a su habitación para saludarlo mientras él veía la TV... de verdad no sé cómo hice para controlar mis nervios, la ansiedad me tenía vuelta loca.

Lo saludé con un beso y un abrazo, me invitó a sentarme junto a él y me preguntó cómo me había ido. Le conté de mi día, cosas triviales y sin importancia, seguíamos viendo la TV cuando de pronto…



- Ah, por cierto, hablando de la escuela...
- ¿Qué pasó?
- ¿No era hoy cuando te entregaban calificaciones?
- Eemmm.. .creeeooo que sí...
- ¿Crees?
- Bueno, sí me las dieron...
- Pues déjame verlas por favor.
- Mmm... ok... (tuve que entregarle las calificaciones y entonces supe lo que seguía)


Comenzó a ver la lista, sus expresiones me preocupaban… más porque yo sabía muy bien lo que ese papel contenía.



- A ver, en qué quedamos, ¿cuánto era lo mínimo que podías sacar?
- Ocho... pero es que no fue mi culpa, estaba muy difícil...
- No me vengas con esas cosas, siempre dices que todo está muy difícil, y no eres la única que va a esa escuela (me dio un jalón de oreja, yo solo me limitaba a hacer pucheros y mantener la mirada fija en el piso) ... ya te había advertido, ¿o no?
- Si, perdón... (en este momento me sentía culpable… culpable y arrepentida porque, además, recordemos que las calificaciones era reales.)
- Nada de perdón, te comportas como niña chiquita y si actúas así voy a tener que tratarte como tal.


Me tomó de la mano, se sentó en la orilla de la cama al mismo tiempo que me jaló, no muy fuerte, y me tumbó sobre sus rodillas, no pude oponer resistencia alguna.


*** Yo estaba metida en mi papel, ya no tan nerviosa y, medio segundo antes de la primera nalgada recordé cuánto me había dolido la que me dio en el parque... toda la sesión fue sobre la falda, pero la fuerza iba en aumento, dos o tres veces estuve a punto de decir la palabra de seguridad, pero no fue necesario... Tal como mi spanker me lo había advertido, tenía manos bastante pesaditas, no se cansa muy rápido y además es ambidiestro.***



Así, recostada sobre sus rodillas, con una mano me tomaba de la cintura y con la otra me daba las nalgadas al mismo que me regañaba... una y otra vez tuve que aceptar que no estaba haciendo lo suficiente en el colegio, que merecía este castigo y que me comprometía a esforzarme más… los azotes caían sobre mí con más fuerza y velocidad cada vez, mi cuerpo se contraía y el dolor iba creciendo también conforme pasaban los minutos…

Las calificaciones estaban frente a mí, sobre la cama, y él ya me había advertido que por cada materia en la que tuviera menos de 8 serian 30 nalgadas... haciendo cuentas vi que de las puras calificaciones de todo el semestre serían 330 nalgadas, también se fijó en las veces q había faltado a alguna clase, lo cual me sumaría otras tantas... en total fueron como 370 o 380 en 3 distintas posiciones: otk (la que mas me gusta), con las manos apoyadas en la pared (esas fueron las mas fuertes) y acostada boca abajo en la cama.

Durante la última tanda de nalgadas me advirtió que no se detendría hasta que yo le explicara por qué había faltado a la escuela y, por más pretextos que inventé, terminé pidiendo perdón, suplicando que se detuviera y comprometiéndome a que no volvería a suceder.

Por fin terminó.

Luego se acostó al lado mío, me acarició la cabeza... me abrazó y me sobaba la zona castigada que, por cierto, dolía muchísimo.



No podía creerlo, acababa de vivir por fin mi primer experiencia spanko REAL…



Mi spanker fue muy respetuoso, siempre atento a lo que yo tuviera que expresar o decir, incluso me preguntó si podía sobarme o si yo quería que lo hiciera... obviamente dije que sí.

Estuvimos un rato así, acostados, luego me preguntó si quería verme en el espejo, asentí y él se volteó para otro lado para no incomodarme... Uufff!!!, tenía las nalgas muy rojas, algunas marcas en los muslos y otras casi en la espalda baja, algunas rojas y otras moradas...

Después de intercambiar comentarios acerca de lo que acababa de suceder, acordar lugares en los que no me gustó que me azotara y los que sí, salí casi infinitamente feliz de ahí, aunque muy adolorida. En 3 días no me pude ni sentar bien, una semana después el dolor ya era mínimo, no me molestaba tanto y las marcas casi habían desaparecido.

Preguntó si quería seguir la relación con él y le dije que sí... preguntó si sesionaría otra vez y respondí que sí, pero había que planearlo bien y esperar el momento adecuado.

Este fue el relato de mi primer experiencia spanko y, después de todo, no estuvo nada mal… lo cierto es que tuve oportunidad de descubrir que soy una spankee joven pero capaz de tomar sus propias decisiones… nunca volví a sesionar con este spanker pues mi interés se limitaba al spanking disciplinario y él, por el contrario, buscaba spanking erótico y, aunque respeto los gustos de cada uno, prefiero ser fiel a lo que me indica mi cuerpo, mi corazón y mis deseos.


*   *   *   *

Quiero agradecer a Pequeña Kat Spk por darme la oportunidad de jugar con sus recuerdos y mis letras, por permitirme conocer su experiencia como spankee y sus emociones como mujer y amiga... 

YoSpankee

miércoles, 15 de mayo de 2013

Un graffiti.

El nerviosismo era notable en todos los que trabajábamos en aquel pequeño despacho contable. Tenían, la mayoría, muchos años de laborar juntos y el cambio les parecía afortunado, sí, pero totalmente arriesgado pues nadie sabíamos quién sería el director a partir de este mes en el que la mesa directiva había decidio que las cosas habrían de cambiar para mejora de todo el equipo.

El despacho pertenecía a una firma importante pero nuestra sucursal contaba con menos elementos que las demás ubicadas en diferentes zonas del país. Yo tenía relativamente poco de haberme integrado al grupo, me desempeñaba como asistente ejecutiva de la directora anterior que, cabe mencionar, era muy amiga mía pero tuvo que ser reemplazada pues, por cuestiones personales, había solicitado su cambio a otra ciudad. A los jefes les pareció oportuno y adecuado hacer movimientos para refrescar el ritmo, el ambiente y la productividad de esta oficina en particular. Debo agradecer que mantuve mi puesto pues, al haber sido llevada ahí por mi amiga y al irse esta, temí que también reemplazaran a la asistente, o sea, a mí. 

Confieso que el trabajo era muy cómodo y ofrecía muchísimos beneficios, claro está, cuando era mi amiga la que dirigía aquel lugar pues, aunque lo hacía de manera adecuada y siempre actuando bajo las normas del despacho, tenía para conmigo algunas condescendencias que algunas personas habían notado ya. Seguro muchos de ellos estarían felices porque se me había terminado la suerte, ¡bah!... 

El día que se presentaría la 'nueva' persona que llevaría las riendas de la oficina me vestí lo mejor que pude, me peiné y arreglé de manera, no ostentosa o exagerada, pero sí especial... mi juventud y belleza me permitían algunos lujos que las otras, mujeres mayores y recatadas, miraban con desaprobación.

Resultó que el nuevo jefe era un apuesto hombre de unos 45 años, aproximadamente. Serio, elegante y, al parecer, un tanto rígido. Nos convocó a junta para explicarnos la forma en que se desarrollarían las actividades en la oficina a partir de ahora; estableció actividades, horarios y procedimientos de acuerdo a su experiencia. Más adelante, y conforme mi puesto me lo permitía pues estaba yo muy cerca de él, tanto física como profesionalmente, pude enterarme que estaba recién divorciado, venía de una ciudad al otro lado del país y vivía muy, muy cerca de mi departamento. No niego que mi imaginación comenzaba a hacer destrozos en mi cabeza.

Uno de los puntos en los que hizo énfasis a su llegada fue 'la puntualidad'... si las oficinas abren a las 9  am, a esa hora deberemos estar todos en nuestros puestos... nada del café con el consecuente chisme matutino, nada de chicas maquillándose o vistiéndose en los baños y largos etcéteras que parecían flechas directas hacia mí.

Las primeras semanas hice hasta lo imposible por cumplir con todos los requerimientos del 'nuevo jefe' y, al paso del tiempo me gané la confianza y puede que hasta la simpatía del licenciado Enríquez, sin embargo era un rol al que yo no estaba acostumbrada y, lo reconozco, tampoco me gustaba del todo. Lo que a mí en realidad me agradaba era hacer lo que se me diera la gana y este papelito de chica buena y bien portada ya me estaba cansando.

Traté de llevar el ritmo, de verdad lo intenté... al grado de buscar un escaparate a los rencores que de a poco me iba produciendo 'el jefe'. Un día todo llegó al límite, por más que me había esforzado no logré cumplir con las tareas que me había asignado el licenciado un par de días antes. Había que preparar materiales, libros, cuentas y muchas cosas más para la junta con la mesa directiva y, aunque él sabía todo lo que me había esforzado al respecto, pareciera que su único objetivo era evidenciar mis errores ante el resto de los compañeros en la oficina.

Cuando por fin conseguí tener todo en orden llegaron las personas convocadas y yo aproveché para escapar al baño de mujeres, fumar un cigarrillo y olvidarme del estrés acumulado durante los preparativos de dicha reunión.  Sabía que mi presencia no era requerida en la junta porque, para variar, el jefe se levantaría el cuello con todo el trabajo que YO había hecho. Sentada sobre la tapa del inodoro, mientras fumaba, tomé un marcador indeleble que por descuido había llevado conmigo... no sé en qué momento lo decidí pero, con una malévola sonrisa, escribí cosas terribles del nuevo jefe y de algunas otras personas del despacho... cuando tomé consciencia de lo que había hecho ya era muy tarde. Traté de disimularlo poniendo el bote de basura enfrente, tachoneando alguna palabras, en fin... huí despavorida.

Todo salió a pedir de boca, el licenciado estaba muy orgulloso del trabajo que habíamos desempeñado todos en los últimos meses desde su llegada. Al parecer la mesa directiva estaba muy contenta también y nos dieron un bono económico a modo de felicitación y agradecimiento. El día continuó sin percances, salimos a comer todos juntos, el jefe invitó. Durante la comida todo fueron risas, palmaditas en la espalda y comentarios halagadores... especialmente para mí pues todos reconocían el esfuerzo que había hecho para que, complementado con el excelente trabajo del equipo, la junta fuera todo un éxito.

Más tarde volvimos a la oficina para continuar cada uno con las labores correspondientes, el ambiente era de pura felicidad y armonía... hasta que vi salir a la conserje de la oficina principal. Fue una de esas veces en que sabes, por alguna razón, que se trata de ti y que hagas lo que hagas todos saben que tú eres la culpable. Traté de eliminar de mi mente todas esas ideas pero solo podía pensar en el 'desmadrito' que había armado en el baño. Tragué saliva y traté de actuar lo más natural posible...

- No te preocupes, Juanita... lo vamos a solucionar. Le dijo el jefe a la mujer encargada de la limpieza en cuanto salieron juntos de la oficina.
- Señorita García, venga a mi oficina por favor.

Sentí una cubetada de agua fría en la espalda, ¿será que descubrieron mi graffiti en el baño?... no puede ser. Me dirigí lentamente a la oficina con esa sensación como de quien va camino a la horca... o al menos es lo que imagino que debe sentir un condenado a muerte...

Entre tartamudeos y voz temblorosa le pregunté qué se le ofrecía, me miró fijamente... después sonrió y me dijo lo orgulloso que estaba de mi trabajo, lo bien que había desarrollado las presentaciones, organizado los datos, etc... insistió en que él sabía el potencial que yo tenía y que, de ahora en adelante, trabajaríamos más cerca porque quería ayudarme a crecer y blah, blah, blah, blah... respiré aliviada y le dije que quería aprender y ser mejor, que contara conmigo para lo que fuera y también le agradecí la oportunidad. Me dijo que el trabajo fuerte apenas había comenzado y que necesitaría todo mi compromiso para llevarlo a cabo.

- ¿Podría usted, esta noche, quedarse a trabajar hasta tarde?... yo puedo llevarla a su casa al terminar. Obviamente su trabajo será remunerado como corresponde.
- Claro que puedo. Sonreí y me dispuse a convertirme en el elemento indispensable. 

Más tarde todos se alistaban para retirarse y, aunque en otras ocasiones los habría mirado con envidia, esta vez mi ego me animaba a disfrutar las horas extra en el trabajo, sonriente les decía adiós y les deseaba un fin de semana reparador.

- Nos vemos el lunes.

Estuvimos trabajando un par de horas, ambos muy concentrados en lo que hacíamos y consiguiendo avances considerables para el plan que tenía en mente el licenciado Enríquez... a momentos lo observaba y no podía evitar morder mis labios ante semejante especímen masculino. Mirada profunda color miel, ceño ligeramente fruncido, pómulos marcados y mandíbula fuerte, barba tupida perfecta y elegantemente delineada, espalda ancha, estatura alta...

- Laura, ¿me escuchas?...
- Eh, sí... perdón licenciado, me distraje un momento, ¿me decía?...
- Te pregunté si tenías hambre y... a estas horas ya no me llames licenciado, me llamo Héctor... lo sabes bien.

Pidió un par de pizzas y bebimos uno de los vinos que guarda en su oficina... yo seguía viendo a ese hombre varonil de movimientos correctos y elegantes. Era un hombre, como vulgarmente se dice, tal como me lo recetó el doctor... qué porte... a pesar de haberse doblado las mangas de la camisa y aflojado la corbata seguía manteniendo eso que, oh Dios, me aceleraba el corazón solo de pensarlo.

Mientras cenábamos, después de haber terminado con el trabajo, comenzó a hacerme preguntas acerca de mi vida, tanto en el aspecto profesional como personal... me contó también algo acerca de la suya y descubrí que su voz y su sonrisa tenían algo hipnótico... Hablamos de varios temas y parecíamos ya un par de amigos que se conocen de años atrás... acababa de decir algo muy gracioso y yo reía a carcajadas, un poco deshinibida por el vino tinto del que ya habíamos abierto la segunda botella.

- ¿Creíste que iba a pasar por alto tu obra artística del baño?

Estuve a punto de escupir el sorbo de vino que acababa de tomar... creo que me puse pálida, abrí mucho los ojos y solo atiné a decir, estúpida e infantiloide: ¡yo no fui!.
Su carcajada, sonora y divertida, me hizo reír también a mí... pero de inmediato su rostro se tornó serio y esa mirada profunda que antes me hacía morder los labios, ahora me hacía estremecer... me aterraba.

- Mira, Laura... hay cosas que no estoy dispuesto a permitir y, aunque las reglas de la oficina son muy claras con respecto al comportamiento, quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer una excepción contigo...
- Señor, yo... le prometo que no volverá a pasar...
- ¿Es verdad todo eso que escribiste acerca de mí?...
- Es que yo... discúlpeme por favor, estaba muy enojada y no sabía lo que hacía... ¡lo siento!
- Sé que lo sientes, sé que estás arrepentida y sé, de verdad lo sé, que no va a volver a suceder... pero necesito que no olvides jamás que todo lo que uno hace, inevitablemente, deberá tener consecuencias...

Estaba confundida, no alcanzaba a entender claramente todo lo que me decía... por un lado iba a hacer una excepción conmigo pero al mismo tiempo quería que aprendiera mi lección...

Se puso de pie, limpió su boca y manos con la servilleta y llevó una silla a mitad de la oficina.

- Ven aquí, te voy a enseñar la forma en que debes conducirte en esta oficina, señorita.- Tomó asiento.

Tragué saliva y fui hasta donde estaba... seguía muy confundida y solo pude volver a la realidad cuando sentí cómo me jaló del brazo hasta tumbarme sobre sus rodillas... no sabía qué hacer, cómo reaccionar, qué decir...

- Esto es para que aprendas que hay cosas que NO deben hacerse, jovencita....

Quería gritar, salir corriendo de ahí, decirle que era un estúpido y que no tenía ningún derecho a tratarme así...

- Unas buenas nalgadas a tiempo siempre ayudan para que, niñitas traviesas, groseras e impuntuales como tú sepan comportarse de manera adecuada... 

... pero era muy fuerte para mí, no había forma de liberarme y quizá en el fondo sabía que merecía el castigo...

- La pobre Juanita tendrá que limpiar el desastre que dejaste en el baño, ¿crees que sea justo?

... podía haber respondido que sí, que era SU trabajo hacerlo... pero opté por seguir apretando los dientes para no gritar más de lo que ya lo hacía... Su mano caía sobre mis nalgas una, otra, otra y otra vez sin piedad alguna... yo pataleaba e incluso intenté cubrir con mis manos la zona castigada pero eso solo me valió un par de manazos y que él las sujetara por mi espalda...

Sorpresivamente se detuvo... quizá mi llanto y súplicas habían surtido efecto... sin embargo solo sentí cómo, con movimientos rápidos aunque no agresivos, subió mi falda y bajó mi calzón hasta el muslo para continuar con las nalgadas que, con lágrimas en los ojos y mucho arrepentiemiento, puedo asegurar dolían muchísimo, quemaban mi piel... ¡me gustaban!

No sé exactamente cuánto tiempo más continuó con el castigo, tampoco sé de qué forma sus dedos terminaron en 'esos' rincones de mi anatomía... y ambos exhaustos, desnudos, besándonos sobre la alfombra de esa oficina que aún sigo visitando constantemente en lo que nosotros llamamos 'horas extra`... Lo que sí sé es que ya no puedo vivir sin él y haría mil y un graffitis en los baños de cualquier lugar con tal de hacer eterna la felicidad que ahora siento.

YoSpankee


miércoles, 1 de mayo de 2013

Asuntos por resolver:

Hace tiempo que vengo planeando una actualización de este blog, me gustaría cambiar el banner, hacer algo lindo para que, tal vez, me inspire y pude venir a escribir por acá más seguido. Por lo pronto tengo 3 relatos en proceso... quiero decir a Peque que voy lenta pero segura con lo  que tenemos pendiente... lo mismo a mi querido Alberto... sé que ambos confían y esperan algo bueno de mí, pues bien, prometo no defraudarlos... en tanto, permítanme continuar con los planes de remodelación porque, como decimos acá, ya se me queman las habas.

Hace días que no enfrento esa estúpida pero deliciosa sensación de murcielaguitos en el estómago... sí, me refiero a ese momento en el que es anunciado un castigo o aplicado así, sin ningún tipo de previo... y quiero decirles que, no sé cómo haré... pero seguro conseguiré algo por la tardanza en cumplir con las solicitudes...

De nueva cuenta anuncio, no acepto solicitudes de amistad en facebook, para aquellos que casualmente me encuentran por ahí... y no es por creida, payasa, re mamona... que sí lo soy, pero en este caso es única y exclusivamente por seguridad propia.
A los que ya tenía y por alguna razón les suspendieron la cuenta o cambiaron de usuario, no sé... avísenme y devolvemos el contacto... siempre con referencias, no lo olviden.

Sé también, para aquellos que sí son contactos míos en aquella red social, que mi rendimiento ha disminuido considerablemente de unos meses para acá... pero trataré de regresar y 'atender el changarro'.


Les he contado que mi novio/spanker sale de viaje más seguido de lo que yo desearía... pero así es la vida y yo me conformo con ello, al menos en este caso particular; pero los días previos a su última partida tuvimos varios días de spanking erótico con la consecuente oleada de pasión que nos dejó, en todas las ocasiones, exhaustos y sudorosos pero con ganas de más y más y más cada vez.
Estoy ansiosa por volver a verlo, por volver a sentir esa mirada pícara y cómplice con la que anticipo tardes y noches llenas de situaciones deliciosas que me animan a dar cualquier pretexto para, más adelante, experimentar orgasmos intensos que se potencializan al agregar cierto ardorcillo en toda mi zona trasera, nalgas, específicamente. 

Cuento las horas... y fantaseo con las sensaciones... mismas que procuro anotar en mi lista de pendientes y que, por supuesto, tendré que cumplir so pena de muchas nalgadas y marquitas rojas en... ya saben ustede dónde.

Yo Spankee.